Las tres Gracias. Mitología Griega por María José Fernandez
Las Gracias en la mitología griega
Las Cárites eran las encantadoras hijas de Zeus. Eran tres y fueron engendradas por el dios y la oceánide Eurínome
El nombre de «Gracias» es la derivación castellana de la traducción latina (Gratiae) de la palabra griega {Charités). Como diosas de la gracia que encarnan todo lo que es bello y encantador y pueden conceder donaire y gracia {charis) a las obras de arte, de la naturaleza y de cualquier aspecto de la vida, aparecen muy a menudo en compañía de las Musas y de Afrodita. En la Ilíada, la diosa del amor lleva un manto eterno que ha sido tejido por las Cárites y en la Odisea, después de un baño, la diosa es ungida y vestida por ellas en su santuario de Chipre después de haber sido sorprendida en adulterio por Ares .
En el Himno homérico a Afrodita, son más afortunadas las circunstancias en que la bañan y la visten, justo antes de salir a seducir a Anquises. Hesíodo señala que su morada en el Olimpo se encuentra debajo de la de las Musas, que eran a menudo representadas cantando y bailando junto a ella. Safo las invoca en tres de los poemas que conservamos de ella, dos veces junto a las Musas; Píndaro se refiere a ellas muy frecuentemente como divinidades que derraman gracia sobre la poesía y sobre diversas situaciones de festejo de la vida. Aunque su número varía, se las representa en la mayoría de las ocasiones como un trío, de acuerdo con la autoridad de Hesíodo, que les da los nombres de Aglaya (Esplendor), Eufrósina (Alegría) y Talía (la de hermosas mejillas).
Como parecen sugerir estos nombres, estaban particularmente relacionadas con la gracia y el disfrute que surge de las reuniones y festividades que se celebran en sociedad. Píndaro señala que «ni siquiera los dioses pueden celebrar danzas y festejos sin la ayuda de las divinas Cárites». En las manifestaciones artísticas y literarias se las suele representar como diosas que danzan en las reuniones de los dioses.
Es casi indiscutible que en origen eran diosas de la naturaleza encargadas de que las cosechas y las plantas florecieran con encanto. Este aspecto esencial de su naturaleza se recoge en los nombres que se les asigna en el culto que se les rendía en Atenas, en el que había dos Cárites y se las conocía como Auxo (Generadora de crecimiento) y Hegemona (la que conduce, es decir, la que hace que las plantas crezcan sobre la tierra).
Es muy común verlas en el arte, donde su apariencia atractiva y juvenil —en un primer momento cubiertas con vestiduras drapeadas, en imágenes posteriores, desnudas— era un tema muy celebrado. La manera de representarlas desde el Renacimiento, en donde se las muestra desnudas y con los brazos entrelazados, una de espaldas y dos de frente, es una derivación de un modelo de época helenística.
Se menciona a dos Cárites en las narraciones más antiguas como parejas matrimoniales; en la Teogonia, Hefesto está casado con Aglaya, la más joven de las hermanas, y en la Iliada, Hera promete a Pasítea, «una de las más jóvenes Cárites» —por lo que parece que son más de tres— a Hipno por haberla ayudado al inducir a Zeus al sueño .
El lugar de culto más antiguo de las Cárites era Orcómeno, en Beocia, en donde se las adoraba bajo la forma de unas piedras de las que se decía que habían caído del cielo en la época heroica.
María José Fernandez
Bibliografia: El gran libro de la Mitología Griega
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