DIOSAS EGIPCIAS. MAAT por María José Fernandez
MAAT, Diosa de la justicia, la verdad y el orden, tanto cósmico como político y social. Es una diosa fundamental en el gobernar de los faraones como suprema guardiana del orden universal.
Protectora de los jueces, que eran sus seguidores, presidía el juicio de los difuntos, y su imagen o su pluma servía de contrapeso para valorar el corazón del difunto. La Sala de las Dos Verdades, donde esto ocurría, fue llamada así por las frecuentes apariciones de Maat como dos diosas idénticas.
En un pasaje de los Textos de los Sarcófagos, donde el demiurgo cuenta lo que pasó antes de la creación, el océano primordial le dijo “Respira a tu hija Maat y acércala a tu nariz para que tu corazón viva”. En este sentido, Maat es casi consustancial al aire, es la Norma que regirá la regularidad de los fenómenos cósmicos, las reglas sociales y el respeto que se les debe. Era considerada también alimento de los dioses, ya que, en el ritual diario, el sacerdote ofrecía una figurilla al dios, para que se alimentara de ella.
Aparece mencionada en el Reino Antiguo en los “Textos de las Pirámides“. Su último papel era el de servir de guía del dios solar Ra, de quien es considerada hija, en su camino por el cielo; iba detrás de su padre en la barca que le llevaba cada noche hasta el mundo subterráneo.
Posteriormente se la hizo esposa de Ra y, a partir de la XVIII Dinastía, la pareja real pasa a compararse con Ra y Maat, cuya unión es la garantía de un funcionamiento justo del mundo.
Es representada como mujer de pie o sentada sobre sus talones, con una gran pluma de avestruz en la cabeza, el cetro en una mano y el anj en la otra y en algunas ocasiones aparece con un par de alas junto a sus brazos; o bien con una pluma de avestruz como cabeza.
Es la Diosa abstracta por excelencia, no tiene ningún centro propio de culto, aunque fue adorada en el templo de Montu en Karnak.
La creencia en la maat proviene de muy antiguo en la cultura egipcia, y es un elemento clave de ella, que da sentido a su carácter dualista. Ra, el dios solar, descendía cada anochecer al Inframundo, la Duat, y tras recorrerlo, aparecía de nuevo en el cielo al amanecer del día siguiente.
Para que este ciclo diario de regeneración del mundo no se detuviera, Ra debía enfrentarse con éxito, durante su paso por el reino de las Tinieblas, a Apofis, símbolo del Mal representado como una serpiente. Para simbolizar este triunfo de Ra sobre Apofis, es decir, del Bien sobre el Mal, los egipcios representaban el principio de la maat encarnado en una diosa que ayuda a Ra en su lucha.
Maat era para los egipcios la fuerza benefactora de la que se nutrían los dioses a quienes ellos adoraban. Por ello los sacerdotes hacían diariamente ofrendas y rituales de magia con el fin de garantizar su preponderancia, pues de ello dependía el mantenimiento del orden armonioso y justo del mundo.
Maat estaba estrechamente ligado a la figura del faraón, en un sentido religioso y moral. Esta vinculación alcanzó su máximo desarrollo en el Imperio Antiguo, y era frecuente que fuera el rey mismo quien hiciera las ofrendas diarias.
El faraón, como suprema encarnación de la justicia humana y divina, debía encargarse tanto de propiciar el predominio de maat como de obrar por la prosperidad y bienestar de su pueblo. Ambas cosas estaban estrechamente relacionadas, pues eran guiadas por los mismos principios de Orden, Verdad y Justicia.
La bonanza era interpretada como resultado del buen hacer del faraón. Por el contrario, las crisis denotaban una derrota de maat a manos de las fuerzas malignas. Después de la crisis política que sobrevino a la muerte de Pepi II, la fe de los antiguos egipcios entró en crisis, por lo que el concepto de maat fue separado de las funciones del faraón.
Algunas veces se representaba al concepto maat como una deidad más, pero esto parece haber sido por motivos meramente alegóricos, por cuanto la diosa Maat nunca tuvo mayor participación en las sagas mitológicas de los dioses egipcios.
El jeroglífico que la representa es una pluma de avestruz, vertical, en perfecto equilibrio y otras variantes. Este símbolo aparece en la representación del Juicio de Osiris, el momento en que se pesaba en una balanza de dos platos el Ib (conciencia) del difunto, en uno se depositaba el corazón del difunto (símbolo de su conciencia) y en el otro aparecía el jeroglífico Maat (símbolo de la armonía y justicia universal). Si aquel pesaba igual que el segundo, el fallecido lograba su estancia eterna en el Más Allá. Si no, Ammyt lo devoraba.
Maat, como diosa, fue venerada en Karnak, en su santuario; también tuvo un templo en Menfis, fue venerada en el templo de Deir el-Medina y en muchos templos egipcios dedicados a otros dioses.
María José Fernandez
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