Los inventos más mágicos de Julio Verne
Quería ser marinero, pero su padre no quiso, así que no le quedó otra que trasladar esas ganas de salir a la mar y de vivir aventuras a la literatura. Lo hizo, y de qué manera, a través de un sinfín de títulos que han quedado enmarcados para siempre en la cumbre de la mejor literatura universal fantástica. Hablamos, claro está, de Julio Verne, protagonista de una exposición organizada por la Fundación Telefónica con el título Julio Verne: los límites de la imaginación, que se puede visitar desde este abril en el Centro Villahermosa, en Huesca. La exposición acoge imágenes de grandes barcos, aviones, globos aerostáticos (volar fue otra de las grandes obsesiones del maestro), además de fotografías, carteles y recortes que inspiraron su obra. El autor de grandes clásicos como Veinte mil leguas de viaje submarino (1869), La isla misteriosa (1874), La vuelta al mundo en 80 días (1873) o Miguel Strogoff (1876) se anticipó a muchos descubrimientos que luego se materializaron y que hoy forman parte de nuestra vida moderna. Hoy queremos hablarte de algunos de los inventos más mágicos de Julio Verne. ¡Empecemos, pues, con el viaje!
Publicidad en las nubes
Es cierto que la publicidad ya viaja por el cielo. Lo hace, desde hace años, en avionetas por la playa. Hasta la propia Red Bull puso en marcha la campaña Red Bull Stratos, en la que el paracaidista austríaco Felix Baumgartner saltó desde la estratosfera. Pues bien, Julio Verne ya fue un pionero en este sentido. En una de sus obras habla de la publicidad atmosférica: carteles publicitarios reflejados en las nubes que podrían verse desde cualquier ciudad o país.
Llamadas de vídeo o a través del espejo
No hablamos de la Alicia de Lewis Carroll, no, aunque lo cierto es que ambos universos son igual de fantásticos. Hoy hacemos llamadas de vídeo con normalidad, pero Verne ya las inventó, aunque fuera de una manera mucho más rudimentaria. La fototelefoto era un dispositivo que nos permitía transmitir imágenes en tiempo real por medio de dos espejos conectados a través de un cable. Asombroso, ¿verdad?
Imágenes en movimiento muy reales
En la actualidad, es una tecnología que se encuentra en desarrollo, pero ya ha habido varios intentos de llevarla a la realidad. Hablamos de los hologramas. Julio Verne ideó en su obra El castillo de los hologramas unas figuras en movimiento. Pero él no fue el único que hizo los hologramas protagonistas de sus historias: Bioy Casares también basó el gran misterio de su novela La invención de Morey en esta curiosa tecnología.
Energía solar para el espacio
En el Planeta Tierra ya aprovechamos la energía solar para generar electricidad. En su novela De la Tierra a la Luna (en la que por cierto, predijo la llegada del hombre a la luna), Verne habría hablado de aprovechar la radiación de una estrella para mover objetos por el espacio. Lo más asombroso es que la NASA tendría entre manos un proyecto basado en esta idea.
Internet
Es la verdadera revolución del siglo XX y XXI, pero ya aparecía en París en el siglo XX, un manuscrito que no se publicó hasta 1994. En este, Jules Verne hablaba de otro invento mágico: una especie de telégrafo que funcionaría a nivel mundial y que en definitiva, sería algo muy parecido al Internet que hoy conocemos. En ese mundo futurista también había trenes de alta velocidad, automóviles a gas y grandes rascacielos de cristal.