LAS MUSAS DIOSAS DE LA INSPIRACION por María José Fernandez
LAS MUSAS DIOSAS DE LA INSPIRACION
De acuerdo a la narración de Hesíodo Las Musas eran hijas de Zeus y Mnemósine, aunque otras versiones afirmaban que habían nacido en el principio de los tiempos como hijas de Urano y Gea. Algunos autores funden las dos versiones y dicen que había dos generaciones distintas de Musas: las antiguas Musas, Hijas del Cielo y la Tierra y sus compañeras posteriores que eran hijas de Zeus.
Las Musas aparecen por primera vez en Homero y en Hesíodo como las diosas en las que el poeta confía su inspiración, su memoria y otros aspectos de su conocimiento. Cuenta Hesíodo como las Musas del monte Helicón se le acercaron una vez mientras acompañaba a su rebaño en la montaña y le obsequiaron con el don del canto, inspirándole una vez divina que le permitía celebrar las cosas que vendrían en el futuro y las que habían sido en tiempos pasados.
Las Musas deleitaban el corazón de su padre Zeus en el Olimpo cantándole el pasado, el presente y el futuro, y celebraban en su canto a la raza de los dioses, los mortales y los Gigantes. Eso entraba en contraste con los poetas de épocas más recientes, que tenemos la costumbre de apelar a las Musas como una suerte de inspiración poética, antes los antiguos ponían su énfasis en la sabiduría y en el conocimiento que ellas otorgaban, como diosas que sabían todo lo que era valioso contar y así daban al poeta la habilidad de contarlo, y de recordárselo para aquellos poetas que recitaban sus versos en la antigüedad.
Con el tiempo se convirtieron en patronas de otras formas de literatura y de otras artes y actividades intelectuales como la filosofía y la astronomía.
Ellas eran nueve, el número de la totalidad en numerología, y sus nombres eran Clío, Euterpe, Talía, Melpómene, Terpsícore, Erato, Polimnia, Urania y Calíope.
A Clío se le atribuye ser la musa de la historia, función que recibe de su nombre entendido como la que celebra (kleiei) los hechos gloriosos de los héroes y heroínas del pasado.
Euterpe (Buen deleite) como la musa de la música interpretada con flauta.
Talía (Alegría) podía ser pertinentemente clasificada como musa de la comedia.
Melpómene (Cantora) es la que preside la tragedia.
Terpsícore (la que se deleita con la danza) es la musa de la lírica coral y de la danza.
Erato (Amorosa) es la musa de la poesía lírica que a menudo es de contenido erótico.
Polimnia (Muchas canciones) es la musa de los himnos a los dioses y musa de las pantomimas.
Urania (Divina) es la musa de la astronomía.
Calíope (Bella voz) musa para la poesía épica.
Homero dice de ellas que residían en el Monte Olimpo aunque Hesíodo difiere de esta versión y la cambia.
Al igual que otras divinidades las Musas eran bastante celosas de su honor y a veces se cuenta cómo castigaban a mortales que se atrevieron a retarlas como cantantes.
Uno de esos retos ocurre con Támiris, hijo del músico mítico filamón que se volvió tan hábil en el canto con la lira (khitara) que proclamó que podía cantar mejor que las propias Musas y a ellas les sentó tan mal esa presunción que le dejaron ciego y lisiado y le hicieron olvidar que sabía tañer la cítara. Otra versión dice que el trato era de que si él ganaba se acostaría con todas ellas, ya era costumbre en la época la poligamia, pero si perdía ellas harían lo que quisieran con él y como perdió pues le arrancaron los ojos.
Hay otra historia sobre las Musas en la que se cuenta de las hijas de Piero, rey de Ematia en Macedonia y que les habían retado tambien. Estas se llamaban las Emátides y se enfrentaron en su arte en un certamen que tuvo lugar en el monte Helicón. Tambien ellas eran nueve y cuando alzaron sus voces la naturaleza entera se oscureció y nada en ella les prestó atención, mientras que cuando lo hicieron las Musas, el cielo las estrellas, el mar, y los ríos detuvieron sus cursos y el monte Helicón se hinchó de placer y se alzó hasta el cielo hasta que Pegaso, por orden de Poseidón, lo detuvo al darle una coz en la cima. Las Musas castigaron a las Emátifes convirtiéndolas en diferentes clases de pájaros por su atrevimiento. Según Ovidio el certamen tuvo como jurado a las Ninfas que votaron por las Musas y las Piérides reaccionaron insultando a las Musas y estás las convirtieron en cotorras, pájaros de voz áspera que pueden imitar la voz humana.
Hay otra leyenda en la que cuenta cómo Hera persuadió a las Sirenas a competir en voz con las Musas pero estas últimas resultaron vencedoras y arrancaron las plumas de las alas de las sirenas que tenían cuerpo de pájaro para hacerse coronas con ellas.
Ovidio cuenta en una curiosa narración que Pireneo, rey de Dáulide en la Grecia central dio una vez refugio a las Musas cuando quedaron atrapadas por una tormenta durante un viaje a su tempo en el monte Parnaso. Vio quienes eran, adoptó un tono humilde y las invitó a su palacio, y una vez allí atrancó las puertas para que no se escaparan e intentó violarlas. Ellas con toda facilidad se marcharon volando y cuando Pireneo intentó salir en su persecución arrojándose desde las almenas de la muralla, se precipitó al suelo y murió.
Resumiendo, ellas se dedicaban a cantar y bailar en el Olimpo y a veces en presencia de mortales en la tierra como cuando realizaron su intervención musical en las bodas de Cadmo y Haronía y Peleo y Tetis o cuando llegaron con Tetis y las Nereidas para levantar el canto fúnebre por Aquiles muerto….
Pero de más cosas relacionadas con ellas iremos comentando más adelante hasta llegar a conocer a todos estos dioses y diosas mitológicos que tantas lecciones de vida nos dan, con sus defectos y virtudes, tal como somos todos los humanos en nuestra querida Tierra.
MARÍA JOSE FERNANDEZ
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