La nueva «fiebre del oro» está bajo el Atlántico
Y hemos dejado pasar la oportunidad perfecta para regularla
La minería en aguas profundas está a punto de explotar. Y será gracias a que los distintos países no nos hemos puesto de acuerdo en regular esta polémica actividad. Salvo un acuerdo de última hora que lo evite, que no está previsto, este mes de julio se abre la veda para que decenas de empresas mineras puedan empezar a extraer minerales del fondo del océano.
El fondo del mar está lleno de minerales preciosos. El potencial es enorme y muchas empresas llevan años trabajando para poder empezar a rentabilizar sus inversiones. Cobre, cobalto, níquel o manganeso son algunos de los minerales que podemos encontrar.
De la zona Clarion Clipperton, en el fondo del Pacífico entre México y Hawái, se estima que habría unas 27.000 millones de toneladas de nódulos, suficiente cobre para abastecer al mundo a lo largo de tres décadas.
La carta de un representante de Nauru que lo aceleró todo. Situado en Micronesia, Nauru es una pequeña república donde uno de sus representantes se plantó en 2021 en Jamaica para notificar a la Autoridad Internacional de Fondos Marinos (ISA) que tenían intención de empezar a extraer minerales del fondo marino en cuanto fuera posible. Si en un plazo de dos años, que termina ahora, no se acordaba nada, iniciarían la actividad.
Aquella carta activó una cuenta atrás para dibujar el marco regulatorio sobre esta actividad. Lamentablemente, ha pasado este tiempo y no se ha llegado a ningún acuerdo. La ISA, una organización internacional creada por la ONU en 1982, lleva más de nueve años intentando regular esta actividad, pero ni el ultimátum de Nauru ha servido para establecer un marco tan complejo.
The Metals Company lleva años preparándose para este momento. La empresa canadiense The Metals Company es la encargada de empezar la recolección de nódulos polimetálico en la zona Clarion Clipperton. A finales del año pasado empezaron una prueba piloto y ahora están listos para solicitar un contrato de explotación a la ISA.
Hasta ahora la mayoría de contratos obtenidos por esta compañía eran exploratorios porque no se contaba con un marco legal para la extracción de minerales, pero a raíz de la carta de Nauru, se entra en un periodo incierto donde ya se solicitó a la ISA que crease la regulación y han sido ellos quienes no han hecho su parte.
Desde barcos autónomos hasta nuevos materiales. Las empresas mineras están también interesadas en intentar encontrar métodos menos invasivos. En los últimos tiempos han habido avances en la tecnología utilizada, desde barcos autónomos hasta reconocimiento de nódulos del suelo basado en IA.
No está claro qué nivel de daños al fondo marino es aceptable. La minería de aguas profundas es una práctica de gran calado que tiene importantes afectaciones en materia económica y medioambiental.Todos son conscientes de la enorme cantidad de recursos que se podría obtener, pero también hay que proteger unos fondos marinos que son patrimonio de todos.
En la ISA se están realizando negociaciones este mes sobre cómo abordar este asunto, pero todo parece indicar que no será hasta dentro de unos años cuando se empiecen a concretar criterios.
“Una de las cosas que realmente no hemos debatido y acordado en la ISA es qué niveles de daño se consideran aceptables y qué niveles de daño no son aceptables. Ni siquiera nos hemos acercado a estar de acuerdo en esto todavía. Así que va a llevar mucho tiempo», explica Pradeep Singh, experto oceanográfico.
Imagen: IUCN
Siguiente deseo: la dorsal mesoatlántica. De la zona Clarion Clipperton ya se conoce su potencial. Ahora el objetivo de las empresas de minería profunda es encontrar nuevas zonas de explotación. «Hay minerales para todo el mundo ahí abajo»; «es incomparable con lo que hay en la superficie» o «hay suficientes minerales para varias vidas» son algunas de las descripciones que dan los exploradores que trabajan en descubrir estas nuevas zonas.
Se apunta que entre las cálidas aguas del lecho marino volcánico de la dorsal mesoatlántica hay cantidades enormes de cobre. Una zona no explorada y ahora, que prevén poder extraerlos, está atrayendo mucho interés.
Se pidió una moratoria, pero depende de cada país. En 2021, la mayoría de los países de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) votó a favor de una moratoria sobre la minería en aguas profundas. Una votación sin efecto, ya que esa organización no tiene poder para implementar ese veto.
Sí se comprobó que la mayoría de países está en contra de esta práctica. Sin embargo, muchos países con economías más débiles ven en esta minería una gran oportunidad. Francia ha sido el primer país en manifestar la intención de conseguir una prohibición internacional para esta práctica.
Fabricantes de tecnología y automoción como Google, Samsung, BMW y Volvo también publicaron un comunicado conjunto a favor de establecer una moratoria y no conceder licencias.
Terreno desconocido. Desde el Consejo Asesor de Ciencias de las Academias Europeas (EASAC) se apoya esta moratoria y se explica además que «la minería de aguas profundas no proporcionaría muchos de los materiales críticos necesarios para la transición verde y otros sectores de alta tecnología».
“La minería en tierra ha provocado la extinción de especies y la pérdida de biodiversidad durante siglos”, explica Michael Norton, director de la EASAC. «Y eso que es controlable. Por el contrario, la minería en aguas profundas queda fuera de nuestra vista, por lo que su posible impacto es desconocido e inmanejable».
FUENTE
XATAKA