DIOSAS EGIPCIAS: Sekhmet por Maria José Fernandez
Hoy voy a hablaros de una divinidad felina muy adorada en el Antiguo Egipto: Sekhmet, la diosa leona.
Seguro que alguna vez habéis visto alguna estatua suya: cuerpo de mujer, cabeza de fiera leona y un disco solar sobre la cabeza. Si, esa es una de sus formas favoritas, pues es una divinidad leonina. Suele ir vestida con un traje largo rojo, simbolizando su origen del Bajo Egipto o su naturaleza belicosa.
Esta diosa, cuyo origen geográfico se encuentra en el Bajo Egipto, el Delta, es hija de Ra y es considerada una forma de su Ojo; y en la ciudad de Menfis era la consorte de Ptah y madre de Nefertem, formando una triada.
Su ira era temible pero, si se conseguía apaciguarla, otorgaba a sus adoradores el dominio sobre sus enemigos y el vigor y la energía para vencer la debilidad y la enfermedad.
En algunos casos fue considerada aliada y protectora de Ra, dado que daba muerte a quienes osaran enfrentarse o atacar a la monarquía divina o terrenal.
Sekhmet en Kom Ombo
Su nombre, Sekhmet, es la palabra femenina para “poder”, es decir significa “la poderosa”, idea expresada por su cabeza leonina. Y es por este aspecto como más se la conoce, siendo su faceta peligrosa y destructiva la más relevante. Sin embargo, como en casi todos los aspectos del Antiguo Egipto, estamos ante una personalidad polifacética, pues Sekhmet también posee un lado protector y sanador.
Debido a su carácter y a su forma leonina, se la ha relacionado con numerosas diosas del panteón egipcio como Hathor, Mut, Pakhet o Bastet.
SEKHMET, LA PELIGROSA
A esta diosa leonina se la relaciona con las plagas y enfermedades. Por ejemplo, en un pasaje de Sinuhé se dice: “el terror del rey recorría todas las tierras igual que Sekhmet en tiempos de peste”. Y para difundir las plagas y la destrucción empleaba 7 flechas que se personalizaban como 7 mensajeros.
Pero el motivo por el que más se la temía era por un mito: el de la destrucción de la humanidad. Este relato lo conservamos en un corpus del llamado Libro de la Vaca Divina, dirigido a proteger el cuerpo del soberano y presente durante el Reino Nuevo (la copia más antigua data del sarcófago de Tutankhamon). Sin embargo, la escena que narra nos sitúa en el pasado mítico remoto, en donde Egipto era gobernado por el dios sol Re (recordemos la anterior entrada del sentido de la Historia para los antiguos egipcios). Durante su largo reinado los hombres se cansaron y conspiraron contra Re.
Ra se entera del sentimiento de ira de los hombres y, aconsejado por los demás dioses envía a su Ojo, que es su hija para que persiga a los hombres y les de muerte. Dicha hija y dicho Ojo es Hathor, quien se convierte en una leona rabiosa ansiosa por la sangre humana, nuestra Sekhmet.
Pero Ra empieza a sentir compasión de la humanidad, y como no puede parar a una leona enfurecida y ciega por la sangre, decide engañarla. Para ello, tinta la cerveza con ocre rojo como si fuera sangre y Sekhmet, al beberlo, se emborracha de tal manera que la humanidad puede seguir viviendo tranquila. La leona ha sido apaciguada y se convierte a la vez en la diosa de la embriaguez.
Y de ahí que, para apaciguar a la diosa, se llevasen a cabo varias fiestas rituales en donde el alcohol corría como el Nilo.
SEKHMET, LA SANADORA
Sin embargo, a pesar de ser portadora de plagas y pestes, era a su vez patrona de los médicos, y se la consideraba sanadora, sobre todo por su magia. Todos los males que podía provocar, los podía sanar a su vez. De hecho, sus sacerdotes eran reconocidos como hábiles médicos. Y en el Libro de la Salida al Día (el mal llamado Libro de los Muertos) es mencionada en varios encantamientos de carácter curativo.
También se relaciona de manera muy directa con la realeza y con la figura del faraón, sobre todo como su protectora como diosa guerrera en el Reino Nuevo.
Fue conocida como «La más poderosa», «La terrible» por su carácter violento. La «Señora del oeste»,»La gran señora amada por Ptah y madre de Nefertem», la «Diosa de la guerra», la «Dama de las montañas de poniente», «La que frena la oscuridad» en su aspecto funerario. Era llamada «experta en magia», como sanadora. La «Diosa del amor», pues provocaba pasiones. La «Soberana del desierto».
Aunque si por algo se la conoce como sanadora es por las cientos de estatuas de la diosa que se han encontrado en el Templo de Mut en Karnak, realizadas por el faraón Amenhotep III. Se cree que este faraón la dedicó tantísimas estatuas debido a problemas de salud y dentales con intención de ser escuchado por la diosa y que ésta alejase de él dichos malestares.
MARÍA JOSE FERNANDEZ
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