Así son las cuatro conspiranoias más extendidas de la España Negra
Los casos sin resolver tienen un halo enigmático que los hace especialmente interesantes. Es muy fácil descubrir uno y en lugar de conformarnos con ver la versión oficial de los hechos y, si la hubiera, la condena, acabar escudriñando todo rastro de información en la red sobre qué pudo pasar.
En esas, solemos acabar llegando a las teorías conspiranoides, las que ocurren que algo extraño sucedió, algo que es velado intencionadamente por agentes de la autoridad o personalidades del gobierno de turno. En última instancia, las que creen que sucedió algo incluso paranormal. Aquí van los más sonados de España durante las últimas décadas.
Las niñas de Alcàsser
- ¿Qué está demostrado que pasó? Tres chicas desaparecieron en un pueblo de Valencia. Aparecieron muertas dos meses después enterradas, habían sido violadas y torturadas. Dos hombres con pasado delictivo y drogadicto fueron condenados como culpables por ello. Uno de ellos sigue desaparecido desde entonces.
- ¿Cuándo pasó? Entre noviembre de 1992 y enero de 1993.
- ¿Qué dice la conspiranoia? Que los dos hombres condenados son inocentes, ya que los culpables son personas con poder en las altas esferasf españolas. Se llega a relacionar a Felipe González.
- ¿Cuál es su nivel de alcance? Durante los años posteriores al suceso copó la parrilla televisiva, dio paso al nacimiento de la telebasura e hizo arder el debate sobre la pena de muerte. Se cree que la primera parte de la película La Isla Mínima está inspirada en estos hechos. En YouTube, foros y blogs sigue siendo a día de hoy un tema comentado y muy activo pese a que han pasado casi veinticinco años. Incluso se han publicado varios libros sobre ello, alguno muy recientemente. Años después del suceso alguien filtró en la red fotos de las niñas fallecidas en la fosa y en la mesa de la autopsia. En 2013, tras la salida de prisión del único encarcelado por el caso, llegó a ocupar la portada del periódico ABC y fue objeto de polémicas en algunos espacios televisivos cuando se filtró que Antena 3 iba a pagarle por una entrevista que nunca llegó a suceder. Ahora está en paradero desconocido y la historia de sus primeros días de nuevo en la calle trascendió a la prensa.
Noviembre de 1992. Tres adolescentes de entre 14 y 15 años salen de sus casas en Alcàsser (Valencia) para ir a la discoteca Coolor, en el vecino pueblo de Picassent. Para llegar hasta allí hacen autostop, práctica muy habitual en aquella época que dejó de hacerse en toda España tras este suceso.
La versión oficial dice que les recogen en un Opel Corsa blanco dos hombres: Miguel Ricart, quien ya ha cumplido su condena y salió de la cárcel a finales de 2013, y Antonio Anglés, alguien bien conocido por la policía de entonces desde que fue encarcelado por secuestrar y agredir a su novia de 20 años por haberle robado unos gramos de heroína. Se fugó tras un permiso de seis días y estuvo en busca y captura durante los meses previos al caso que nos ocupa.
Ya con ellas en el coche, enfilan la carretera y dejan atrás la discoteca Coloor. Las niñas, que se dan cuenta, empiezan a gritar cuando advierten que no ha sido un despiste. Ricart, copiloto, la emprende a golpes con ellas desde el asiento delantert. Anglés, al volante, conduce durante los 40 kilómetros que separan Alcàsser del paraje de La Romana, entre Tous y Catadau.
Una vez han llegado, se suceden las violaciones y las torturas en una caseta abandonada que Anglés utilizaba con frecuencia para esconderse de la policía. Caída la noche, ambos bajan al pueblo a por cena y suben para seguir con su «fiesta» particular. Cuando llega la madrugada, con las niñas en un estado terrible, las matan disparándolas y entierran sus cuerpos en una fosa no muy lejana, en una montaña de Tous. Tres meses después, un apicultor advierte una mano saliendo de la tierra y avisa a la Guardia Civil, quien procede a desenterrarlo y aparecen otros dos cuerpos. Ya nadie duda de que son las niñas de Alcàsser.
Tras el hallazgo, la policía detiene a Ricart y comienza la persecución a Anglés, de quien se cuenta que acabó huyendo por los tejados de la parte posterior de su casa. Se le perdió la pista en Vilamarxant (Valencia) y algo después se le avistó en Minglanilla (Cuenca), a partir de ahí son todo elucubraciones.
Miguel Ricart.
Unas teorías apuntan a que fue visto en Lisboa, a partir de ahí unos dicen que subió como polizón al barco City of Plymouth con destino Irlanda y se tiró al mar al ser descubierto, así que murió ahogado o de frío. Otros, que llegó en barco hasta Brasil, su país natal y el de su madre, y comenzó una nueva vida como prófugo. Ricart, en una entrevista telefónica con Espejo Público cuando todavía estaba en la cárcel, abrió de nuevo el melón de la conspiranoia:
Antonio no salió de España. No llegó a salir con vida, lo mataron aquí. ¿De acuerdo? Probablemente lo mató la Guardia Civil, para que no hablara.
En 2001, ocho años después de que se encontraran los cuerpos, también defendió su inocencia, aludiendo como culpables a personas que no eran ni Anglés ni él, los únicos acusados y condenados por este caso. En el mismo vídeo de la entrevista:
Escuche, yo me quiero hacer las pruebas del pentotal sódico y el polígrafo, me las negaron porque soy inocente y me tendrían que echar a la calle. Se va a armar un auténtico escándalo. Si me hacen esas pruebas, puedo defender mi inocencia absoluta. Aparte, ya me hicieron las pruebas de ADN y ya viste los resultados. Mi conciencia la tengo tranquila. No pedí salir antes porque lo consideraba excesivamente pronto después de toda la castaña que hubo. La verdad del caso Alcàsser es complicada, pero con un poquito de cerebro y voluntad se puede resolver. Todo se aclarará.
La pista de Anglés reapareció unos días después en Minglanilla (Cuenca), último lugar de España donde se supo que estaba, hasta que en marzo de 1993 fue visto de nuevo en Lisboa. A partir de este punto hay dos teorías: La primera dice que allí se embarcó como polizón en el barco «City of Plymouth», del que posteriormente se tiró al ser descubierto cerca de las costas de Irlanda. A partir de ahí se perdió su pista, y se cree que pudo morir de frío o ahogado en esas aguas.
La segunda teoría simplemente supone que se embarcó en Lisboa con destino a Brasil, su país natal, y que consiguió llegar allí y entrar en el país con su pasaporte brasileño, ya que tenía la doble nacionalidad española y brasileña, pero la realidad es que hasta el día de hoy no se sabe nada acerca de su paradero y se encuentra entre los criminales más buscados por la Interpol.
¿Qué dicen las teorías alternativas? En Valencia, sobre todo en los pueblos que rodean a Alcàsser, todavía hoy hay un poso latente de personas que creen que algo falló en la investigación y que los culpables no son, al menos en exclusiva, Anglés y Ricart. «Ahí metida hay gente poderosa que no salió a la luz» es un mantra a menudo repetido incluso por quien no está interesado particularmente por las conspiranoias. El mensaje caló. Un magnífico reportaje de El Españolsobre el caso tiene como dos únicos comentarios a personas que apoyan la teoría de la conspiración.
Esa teoría más desarrollada implica a varios estamentos de las altas esferas españolas. Guardia civil, Administración pública e incluso el clero. Que se encontrasen vellos púbicos, algunos canosos, con siete ADN distintos en la manta que envolvía a las niñas en la fosa, sustentó esta versión, así como lo inverosímil de la investigación: la pista de Anglés se obtuvo con un volante médico troceado junto a la fosa que dos meses después estaba intacto. Pese a las lluvias y el viento del invierno en la montaña.
Caseta de La Romana donde presuntamente fueron violadas y torturadas las niñas de Alcàsser.
Un criminólogo hizo su propia «autopsia» de la caseta y la fosa en que fueron halladas las niñas, dando más argumentos a esta teoría B. Apuntó a que no había restos de sangre en la caseta cuando, pese al paso de los años, el tipo de suelo así como el poste de madera al que fueron atadas sí debería conservarlos bien.
También señaló que el tipo de tierra hallado en la manta y en los cuerpos no se correspondía con el de la montaña entre Tous y Catadau, sino que pertenece a otro tipo de terreno. Y más: era imposible que un Opel Corsa de los ochenta subiese por la senda que en teoría recorrió con cinco personas a bordo. Desde entonces, multitud de búsquedas infructuosas por parte de particulares para hallar a los verdaderos culpables del caso.
El niño de Somosierra
- ¿Qué está demostrado que pasó? En un accidente de camión muere el matrimonio que iba en la cabina. Su hijo de diez años, que también iba en el camión, desaparece sin dejar rastro.
- ¿Cuándo pasó? En junio de 1986.
- ¿Qué dice la conspiranoia? Que unos extraños hombres muy altos vestidos con túnicas blancas lo sacaron del camión para introducirlo en su furgoneta y marcharse cuando el camión todavía estaba humeante. Se llega a relacionar con extraterrestres.
- ¿Cuál es su nivel de alcance? Escaso, más de tres décadas después apenas sale del círculo de interesados por casos sin resolver. En su momento sí tuvo continuidad en televisión. Pese a ello hay material en YouTube y algunos blogs.
Fuente Álamo (Murcia), junio de 1986. El curso escolar acaba de terminar y Juan Pedro, de 10 años, ha sacado buenas notas. Con ellas, sus padres han de cumplir el pacto acordado meses atrás: si el curso terminaba bien, podría acompañar a su padre a uno de sus trayectos como camionero en su Volvo F12. La madre no formaba parte del plan inicial, pero se apunta al viaje para poder vigilar al niño cuando el padre tuviera que gestionar la llegada a Bilbao.
El viaje transcurre con normalidad y la familia llega a Madrid. Todavía es de madrugada. En el puerto de Somosierra, algo falla. El camión circula de forma errática, llega a alcanzar los 140 km/h -casi el doble de su velocidad máxima permitida, algo aún más peligroso si tenemos en cuenta que en el tanque había 20.000 litros de ácido sulfúrico- y realiza doce paradas de apenas unos segundos en muy poca distancia, como reveló el tacómetro. Tras llegar embalado a una curva, el camión vuelca y el ácido sale del tanque.
Los padres fallecieron y sus cuerpos fueron dañados por el ácido cuando llegó a la cabina. Cuando apareció la Guardia Civil llamaron a la abuela paterna para darle la noticia, a lo que respondió con algo inesperado: «¿Y cómo está el niño?». No tenían constancia de que hubiese ningún niño allí. Al principio se sospechó que el ácido sulfúrico lo había descompuesto, pero pruebas posteriores en laboratorio demostraron que hacía falta muchísimo más tiempo -al menos cinco días sumergido- para que el ácido actuase así con un cuerpo humano.
Se llegó a dudar de que el niño realmente viajase en la cabina con sus padres, pero el testimonio de Felipe, un camarero del Mesón El Maño, a pocos kilómetros de donde ocurrió el suceso, fue clave para confirmarlo:
«El hombre pidió un café solo para él, un vaso de leche con una bayonesa para el niño, y un café con leche para la señora. Se lo tomaron y se marcharon. Nada más marcharse, yo vi que salió un camión cisterna».
A partir de ahí se asumió que el niño había desaparecido y comenzó su búsqueda. Los guardias civiles peinaron la montaña y empapelaron media España con su cartel de desaparecido. Escudriñaron cunetas y bosques. Entre tanto, muchas llamadas alertando de que había sido avistado en un rincón y otro del país. La mayoría fueron bienintencionadas, pero ninguna fue real. Las labores de búsqueda terminaron finalizando sin éxito.
Treinta y un años después, Juan Pedro no ha aparecido. Ni rastro de él. ¿Dónde está aquí la conspiranoia? En la furgoneta Nissan Vanette que algunos testigos del suceso apuntaron a que circulaba a gran velocidad cerca del camión. Uno llegó a decir que se detuvo cuando el camión volcó y de él salieron dos personas muy altas, vestidas de blanco, y sacaron «un bulto» de la cabina. Se marcharon y nunca se volvió a saber de ellos. Se llegó a debatir sobre si podían ser extraterrestres llevándose al niño. Otros decían que tenían «aspecto nórdico, con melena y bigote».
Una teoría más mundana sobre la extraña actitud del camión salió de la propia Guardia Civil, que apuntó a que posiblemente el niño no viajaba en la cabina desde una de las últimas paradas, sino en otro vehículo, y por eso el camión aceleró tanto, para darle alcance. ¿Por qué alguien se llevaría al niño? Nadie lo sabe. Se habló de drogas, incluso se intentó involucrar al padre en el narcotráfico. Nunca hubo nada tangible.
El caso del Bar España
Miguel, supuesta víctima del caso del Bar España.
- ¿Qué está demostrado que pasó? Que más de quince familias de niños alojados en una residencia denunciaron haber sido víctimas de violaciones, torturas e incluso asesinatos, llegando la cifra de afectados a ocho decenas. Sus denuncias nunca prosperaron y no hay condenados por ello.
- ¿Cuándo pasó? Durante los años anteriores a 1995, año en que comienzan a ponerse las primeras denuncias.
- ¿Qué dice la conspiranoia? Que dichas torturas y violaciones a niños eran realizadas por personas con poder en los altos estamentos valencianos, llegando a realizar conexiones con el caso Alcàsser.
- ¿Cuál es su nivel de alcance? Aunque apenas ha sido tratado por los mass media, en YouTube y muchos foros sí hay muchísimo debate en torno a ello, en cierta medida siendo un caso ideológico por incluir a miembros de la derecha política valenciana en su lista de señalados.
El Bar España está situado en Benicarló (Castellón), el penúltimo pueblo de la Comunitat Valenciana antes de entrar en Catalunya. Desde hace años le rodea una leyenda negra que ha llegado a los juzgados pero que nunca se ha saldado con condena alguna.
Aunque hay elasticidad en las diferentes teorías sobre lo que ocurrió allí, que atenúan o acentúan los supuestos sucesos, todas cuentan con la misma base: a finales de los años noventa se sucedieron violaciones, torturas y asesinatos de niños procedentes de la residencia Baix Maestrat, de Vinarós, el que sucede a Benicarló en el mapa y por lo tanto es el último de la Comunitat antes de llegar a tierras catalanas. En estas jornadas sádicas habrían participado, siempre según esas teorías, personalidades del gobierno valenciano y castellonense.
En algunos casos se ha involucrado a algunos de ellos con el caso de las niñas de Alcàsser, creando así un vínculo entre este y el del Bar España.
Alberto, supuesta víctima del caso del Bar España.
Los cálculos apuntan a unos ochenta niños víctimas de violaciones y torturas, cinco de ellos acabando asesinados. Las familias de diecisete de ellos presentaron denuncia. Un porcentaje tan bajo teniendo en cuenta hechos tan terribles se explica con el origen de esos niños de la residencia: familias desestructuradas y sin recursos en su mayoría, con un nivel sociocultural muy bajo, sin nociones sociales del funcionamiento de la justicia.
Valentí Figueres, un cineasta de Dénia (Alicante), se interesó por el caso y llegó a rodar un documental en el que entrevistaba a víctimas y familiares de víctimas, quienes narraron lo ocurrido entre las paredes del Bar España.
La mayoría de los testimonios fueron logrados con la intermediación de Reinaldo Colás, padre de dos supuestas víctimas y quien ha manejado la situación en torno al caso desde que comenzó a salir a la luz pública. La justicia nunca le ha dado la razón y, de hecho, la juez Sofía Díaz fue reconocida por una de las víctimas como participante en las orgías. Su respuesta fue demandar a quien le denunció y clausurar webs que la relacionaban con la trama por vulnerar su honor.
El niño pintor
- ¿Qué está demostrado que pasó? Un niño genio de la pintura sale de su casa para coger el autobús. En ese trayecto de 150 metros, con numerosa policía por la visita de la Reina a la ciudad, desaparece sin dejar rastro.
- ¿Cuándo pasó? El Lunes Santo de la Semana Santa de 1987.
- ¿Qué dice la conspiranoia? Que podría haber sido víctima de una red de explotación de artistas internacional. Es especialmente interesante porque fue una «desaparición limpia», sin dejar pista alguna, por su condición excepcional de artista precoz y porque la Interpol la calificó como la desaparición más misteriosa de Europa.
- ¿Cuál es su nivel de alcance? A finales de los ochenta tuvo amplia cobertura televisiva y en prensa, en los últimos años apenas ha sido recordado por el trigésimo aniversario del suceso y por haber sido declarado muerto a petición de su familia, una solicitud debida a un trámite burocrático en relación con una herencia.
Málaga, abril de 1987. David Guerrero es, a sus trece años, un genio de la pintura. Por su origen, algunos le comparaban con Picasso. Hace poco ha pintado un cuadro con la cabeza de un Cristo expuesto en una galería. Su precio de salida, 60.000 pesetas, unos 15.500 euros actuales si ajustamos por inflación.
David, «el niño pintor», salió de su casa por la tarde para dirigirse a la academia donde recibía clases de pintura. Iría en autobús. Ciento cincuenta metros separaban su domicilio de la parada donde tenía que cogerlo. En ese trayecto, se esfumó. Desapareció para siempre.
De esto no se dio cuenta nadie hasta que su padre pasó por la academia para recogerle, como solía hacer cada día a las nueve de la noche. Ni rastro del niño allí, tampoco en casa ni en la galería donde estaba su obra. Ahí comenzó una búsqueda contrarreloj para tratar de dar con el niño. Dos millones de pesetas, medio millón de euros al cambio y ajustando la inflación, fueron invertidos por la familia con ayuda de amigos y vecinos en imprimir pasquines y fotografías con su rostro para intentar localizar alguna pista que ayudase a ubicarlo. Infructuoso.
David mirando su cuadro expuesto.
La policía habló con todos los conductores de autobús que podían haberle recogido en su parada. Ninguno recordaba haber visto al chico. Tampoco había motivos para pensar que fuese secuestrado introduciéndole forzosamente en un coche: durante aquellos días la reina Sofía visitaba Málaga y la presencia policial era muy elevada, tanto uniformada como de paisano.
El perfil psicológico trazado por familiares y docentes de David tampoco encajaba con una supuesta fuga voluntaria. Los rastreos por las montañas de la provincia tampoco dieron resultados. Era como si se lo hubiese tragado la tierra. La desaparición del niño pintor es excepcional porque se esfumó sin dejar una sola pista, testigo o rastro de qué pudo suceder.
Algunas pistas parecían conducir al esclarecimiento de los hechos, como cuando una camarara de un hotel malagueño detectó una servilleta que tenía escrito «David Guerrero. Huelin», haciendo referencia al nombre del niño desaparecido y a su barrio. Tirando del hilo se llegó a Suiza, donde residía un anciano aficionado a la fotografía que estuvo en la ciudad andaluza durante la desaparición del niño. Para entonces ya había muerto y no se halló ninguna pista en su domicilio.
La última pista, y que más entronca con las teorías conspiranoides, es la que le señala como víctima de una red de explotadores de artistas que captan niños con buenas dotes para la pintura y les someten a duras jornadas de trabajo para poder vender sus creaciones. Esa pista fue haberle visto en Lisboa pintando unas vírgenes en el suelo junto a otros niños. La policía española se desplazó hasta allí con el mismo éxito que en el resto de investigaciones dentro y fuera de España: ninguno. Abono fértil para creyentes en OVNIs que han llegado a sugerir que David fue abducido, única explicación posible a tan misteriosa desaparición.
El caso del niño pintor está catalogado por la Interpol como la desaparición más misteriosa y desconcertante entre las ocurridas en Europa por no haber ni una sola pista sobre el suceso. La investigación sigue abierta, pero David fue recientemente declarado como fallecido para poder desbloquear la herencia que dejó su padre, muerto a finales de 2015. Pocas esperanzas.
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