ANIMAL EXTRAÑO: EL PUMA DEL GENAL por José Manuel Frías
ANIMAL EXTRAÑO: EL PUMA DEL GENAL
Expediente X en la Serranía de Ronda
José Manuel Frías y Juanfra Romero
En Agosto de 2002, un suceso insólito fue a sembrar el pánico entre los
habitantes de un nutrido grupo de poblados, ubicados en la serranía de Ronda,
en Málaga. Un extraño animal de gran tamaño comenzó a devorar cabezas de
ganado, llegando a partir en dos mitades un potro. Sus huellas no fueron reconocidas por los expertos, al igual que su misterioso comportamiento y las descripciones de los testigos. ¿Qué era aquel extraño animal? ¿Tiene relación con los frecuentes casos de avistamientos y contactos de tercer tipo de la serranía de Ronda?
En mitad de una calurosa noche de Agosto del año 2002, el vendedor ambulante Diego Arcanche conducía su vehículo a través de la paisajística Serranía de Ronda, totalmente ajeno al inesperado suceso que estaba a punto de vivir. Aquel domingo veinticinco regresaba de realizar unas gestiones por diferentes localidades de la zona oeste de Málaga, y surcaba en esos momentos la villa de Atajate, el pueblo más pequeño de la provincia.
Fue consciente del salto de un enorme animal cuando ya lo tuvo encima del capó. Había aparecido de entre la espesura del lado izquierdo, y sin darle tiempo a reaccionar, volvió a saltar, perdiéndose por el lado contrario. Diego frenó bruscamente a deshora. El mayor peligro había pasado. Pero sus ojos, los suyos y los de la bestia, se habían encontrado en un fugaz momento, y lo que recordaba vagamente lo intranquilizó.
“Era un animal extraño, como un gato enorme, de color pardo, y pesaría alrededor de los cincuenta kilos. Tenía cola y pegaba grandes saltos. Soy un hombre de campo y nunca había visto nada parecido. Desde luego, no es un animal de la zona”- explicaba a la mañana siguiente a los agentes de la Guardia Civil- “Me he llevado el susto más grande de mi vida”.
Aquella experiencia fue la punta de un iceberg de desconcierto y terror para lo vecinos de pueblos colindantes (Atajate, Benadalid y Jimera de Libar), que incluso antes de que el asunto saltara a la opinión pública, ya se aquejaban de extraños sucesos. El primero en dar la voz de alarma fue el dueño del cortijo “La Juliá”, en Benadalid, ya que en sus tierras había encontrado el cuerpo de un potro muerto, con heridas en el cuello. En la vecina Jimera de Libar habían aparecido catorce borregos degollados y uno sin cabeza, además del aviso por parte de ganaderos, que habían notado la ausencia de siete cabras, y otros dieciséis borregos.
Rápidamente comenzó una investigación por parte del SEPRONA, la Guardia Civil y Medio Ambiente, y las sorpresas no se hicieron esperar. Las primeras huellas aparecieron en Benadalid, y para ser analizadas, se contó con la colaboración de Sergio Fernández, veterinario técnico de SELWO.
“Las huellas pertenecen a un animal extraño. Por las dimensiones, podemos sospechar que es un puma- decía al respecto- Pero los pumas no son animales violentos y solo cazan para alimentarse”. Aquí se presentaba la primera contradicción. Si los expertos afirman que estos animales solo dan muerte a sus victimas por hambre, ¿por qué esas matanzas masivas de ganado, cuyos cuerpos no fueron devorados en ningún momento?
¿Puma? ¿Perro asilvestrado? Ninguna opción coherente daba respuesta al enigma, y aun así, los medios de comunicación malagueños pregonaban a los cuatro vientos que el misterio estaba resuelto. Aquello dejó anonadados a los campesinos de la Serranía de Ronda, hombres y mujeres conocedores de la flora y la fauna, que no coincidían para nada con el resultado de las pesquisas oficiales.
Pero aun debía torcerse todavía más el entresijo. Pocos días después de las primeras muertes del ganado, el supuesto puma hizo algo inusual para un animal de su especie: ¡Acechó a los lugareños desde una corta distancia! Los testimonios de personas que se tropezaron con aquel ser se cuentan por docenas. Desde las inmediaciones de los pueblos, muchos observaron la figura de una bestia de gran envergadura, que observaba sin atacar.
Lo que resulta realmente extraño es la diferencia en las descripciones. Mientras unos aseguraban haber visto un “bicho” negro como una pantera, otros juraban haberse tropezado con un animal gris oscuro con rayas amarillas. “Los pumas son animales muy huidizos, que no se acercan a los humanos”- manifestaba con extrañeza Sergio Fernández.
Tanto dato contradictorio y el propio temor de la gente, motivó una respuesta oficial por parte del Ministerio de Medio Ambiente. Su delegado, Juan Ignacio Trillo, informó de las acciones a seguir, e igualmente se extrañaba del comportamiento de la fiera a la hora de degollar ganado. “Dicen los expertos que los pumas no solo no atacan a las personas, es que ni siquiera suelen matar animales domésticos”.
A partir de ese momento comenzó la busca y captura del misterioso animal. Gran parte de la acción fue cubierta por la periodista rondeña Almudena Salcedo, que acompañó en todo momento a Manuel Casado, Antonio Navas y Jesús Perca, miembros de la Guardia Civil y SEPRONA destinados a esa misión.
Con sorpresa y estupor se descubre que la bestia había regresado al lugar de su primer crimen. Del cadáver del potro, que la Guardia Civil examinara un par de días antes, aparecía ahora solo la mitad, con la cabeza arrancada, presentando un corte limpio y sin que esta apareciera en la zona. Pero del supuesto puma, nada de nada.
Un equipo formado por más de cincuenta miembros de la Guardia Civil, montaron un dispositivo de intercepción bastante amplio. Para protegerse de un animal al que se le suponía una longitud de un metro y medio, y de unos cincuenta y cinco kilos de peso, usaron algunos rifles cargados con dardos psicotrópicos.
Diversas cámaras de infrarrojos se ubicaron en puntos estratégicos, y comenzó la aventura. Una aventura que trajo muchos quebraderos de cabeza a las autoridades, que veían con impotencia cómo el animal era avistado en una zona, pero al momento desaparecía de la misma sin dejar rastro. Por ello, nunca pudieron impactar los dardos contra la bestia.
De pronto, tras las infructuosas operaciones de búsqueda, el asunto fue archivado, los más de cincuenta miembros de la Guardia Civil fueron retirados del caso y nuca más se supo de él. A nivel de medios, la noticia se estancó en el avistamiento del animal por parte de los infrarrojos, de modo que los ciudadanos malagueños respiraron tranquilos pensando en el apresamiento del “puma”. Pero no fue así. Al animal nunca llegan a apresarlo, y de eso son testigos los lugareños de la Serranía de Ronda, que siguieron sufriendo durante meses nuevos ataques por parte de aquella misteriosa fiera. Una vez más, la desinformación fue total. ¿Por qué no se presentó la realidad de los hechos a la opinión pública? ¿A qué temían las autoridades? ¿Era un puma lo que perseguían?
No es de extrañar que muchos habitantes de los pueblos serranos malagueños, relacionaran el asunto del “puma del Genal” con los cientos de avistamientos OVNI de la zona, o con los numerosos encuentros con extraños seres que se han dado en la comarca, alguno de ellos acompañados del recurrente fenómeno de degollamiento de ganado.
Ejemplo del asunto es el caso investigado por el ufólogo Juan José Benítez en la Serranía, y que narra en su obra “La Quinta Columna”. Un ser de gran tamaño aterrorizó a los habitantes de una finca. En la oscuridad de la noche solo pudieron ver unas piernas metálicas tubulares, aunque las huellas que dejaba en el suelo parecían ser las de un animal mamífero. Una vez más, los especialistas no pudieron determinar el tipo de bestia que las había dejado.
Pero aun más sorprendente fue el descubrimiento de una gata degollada. El corte en el cuello, al igual que el del potro de Benadalid, fue limpio, sin aparecer desgarros por ningún lado, lo que demuestra una extraña técnica que nos aleja de cualquier animal salvaje conocido.
¿Se ha repetido una vez más la historia? Así parece ser. La Serranía de Ronda es un hermoso paraje, que entre otros enigmas, parece albergar numerosos casos de encuentros con humanoides. Seres antropomorfos que han sido vistos no solo en poblados alejados de las grandes urbes, sino también en populares barrios de la capital de la comarca.
¿Qué era aquel ser? ¿De donde provenía? Quizá nunca lo sepamos, pero lo que si es cierto es que con los datos que poseemos, podemos descartar que fuera un puma, u otro animal conocido. El resto de teorías, más heterodoxas, y me atrevo a decir, más coherentes, pugnan por llevarnos mucho más lejos…
José Manuel Frías y Juanfra Romero
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