El fascinante secreto que esconde la “zona muerta” de Chernóbyl
Y llegó el día en que los animales… Conquistaron el mundo. Bien, esta frase nos viene muy bien para resumir la esencia de lo que a día de hoy está sucediendo en Chernóbyl, no obstante, en el resto del mundo seguimos con la habitual superpoblación humana, y perdiendo día a día, esa maravillosa diversidad en ecosistemas que tanto enriquece nuestro planeta.
La noticia en sí es verdaderamente asombrosa y nos llama mucho la atención. Se cumplen casi 30 años desde que ese 26 de abril de 1986 se produjera el accidente nuclear más grave de nuestra historia, casi tres décadas en que ésa área de tierra enferma y llena de radiactividad ha permanecido abandonada. Ahora bien, dicha desolación en cuanto a humanidad se refiere, ha dado paso a que acontezca una maravilla excepcional: una auténtica diversidad animal que ha dejado con la boca abierta a curiosos de todo el mundo.
Los animales que han conquistado la zona “muerta” de Chernóbyl
La llamada zona de exclusión o zona muerta abarca más o menos unos 4.200 km cuadrados. Vacía ya de la influencia y de la presencia humana, todo yace en sutil abandono y en un enigmático silencio: casas, parques, carreteras, fábricas, colegios… Hoy ya no es una ciudad, aquella área es definida por los biólogos como una auténtica reserva biológica.
No obstante, la pregunta que sin duda tienes en mente es la siguiente: pero… ¿y la radiación, no les afecta? Hasta hace unos años aún se veían muchas mutaciones, y no sólo en animales y peces de los ríos. También la flora crecía de modo diferente. Pero a día de hoy, pueden verse especies fuertes que dan a luz a crías igual de sanas. Faltaría sin duda poder hacer análisis a todos esos animales, pero a simple vista, cada ser vivo que se cruza por las tierras heridas de Chernobyl, mira al espectador con la superioridad de quien se sabe dueño y señor de un terreno que le pertenece.
Los científicos han hecho varias pruebas para determinar si la densidad de la fauna puede deberse a la radiación. La respuesta es que no, y si a día de hoy existen tantos alces, caballos, lobos, linces o jabalíes es precisamente porque no hay personas, porque pueden desarrollarse y dar a luz a sus crías sin que nadie los cace o limite sus escenarios vitales. Algo que también nos indican es que “siguen comiendo plantas contaminadas y bebiendo agua radiactiva”, pero que ello, no afecta al número de individuos que año tras año vienen al mundo: es un paraíso natural radioactivo.
Muchas personas al ver esta noticia y la gran variedad biológica de la zona muerta de Chernobyl, no pueden evitar preguntarse si la radiactividad, en realidad, no será positiva para los animales. Los científicos se apuran en responder que no, y que durante los primeros seis meses tras la catástrofe la salud de los animales sí se vio gravemente afectada. Al cabo de los dos años, eso sí, los efectos dejaron de ser tan intensos. Faltaría pues llevar a cabo análisis más específico en cada individuo, en cada animal para poder llegar a conclusiones más concretas.
Los alces, jabalíes e incluso linces viven con total tranquilidad. Lo más asombroso si cabe, es que han vuelto a verse osos, y eso es una magnífica noticia. Ecosistemas antes perdidos debido a la pesca, o a la construcción de fábricas y centrales nucleares estaban haciendo que las poblaciones de osos apenas se vieran ya en Chernobyl, con lo cual, podemos decir de verdad que estamos ante una auténtica reserva biológica. Una reserva radioactiva, pero fascinante al fin y al cabo. Lo consideramos pues una noticia positiva y asombrosa que nos encanta compartir contigo.
Según los expertos, falta ver qué ocurre en otros escenarios similares en los próximos años, como puede ser el caso Fukushima. Ahí donde la mano del hombre ha traído horribles tragedias