Qué significa exactamente la «invasión» de Argelia de las aguas territoriales de Cabrera
«Al alba y con duro tiempo de levante», un destacamento de soldados españoles partía, durante la mañana del 18 de julio de 2002, hacia el islote de Perejil. Marruecos se había adueñado de la roca. España disputó aquella reafirmación de soberanía, en su último conflicto territorial a gran escala. Dieciocho años después, otra isla ha abierto una brecha diplomática.
Cabrera y Argelia. Se trata de la isla de Cabrera, un pequeño parque natural situado al sur de Mallorca. En esta ocasión, el conflicto rota en torno a Argelia: un decreto gubernamental publicado hace año y medio extendía su zona económica exclusiva (ZEE) más de 300 kilómetros desde sus costas. Parte del área cubre las aguas territoriales de Cabrera, y por tanto de España. El gobierno balear lo ha descubierto este mes.
¿Es una invasión? No. La naturaleza de la disputa es muy distinta a la vivida en Perejil. Las zonas de exclusión económica están reguladas desde 1982 por la Convención del Mar de Naciones Unidas (CONVEMAR). Todos los países tienen derecho a declarar una, pero no todos lo ejercen. Argelia era uno de ellos, pese a contar con una zona de exclusividad pesquera. En 2018 decidió poner fin a su situación.
¿Cómo? Declarando una. Es una práctica habitual. España cuenta con una ZEE, al igual que la Unión Europea en su conjunto. Sucede que el diseño argelino, como se aprecia en este mapa, se solapa áreas reivindicadas tanto por España como por Italia. Para el caso español pisa algo más grave: las aguas territoriales, soberanas, de Cabrera (privativas de cada país hasta 12 millas náuticas desde la costa).
¿Es normal? Disputas así son numerosas. España mantiene una con Portugal sobre sus límites al sur. Lo llamativo de Argelia radica en su ocupación de aguas territoriales. También afecta a Italia. En su caso, entran en juego yacimientos petrolíferos. Hace un mes, Marruecos también aprobó extender su ZEE, solapando la española. La ministra de Exteriores, González Laya, reclamó un «acuerdo mutuo» y censuró su unilateralismo.
La acción argelina es similar. El gobierno balear teme que la declaración reactive la exploración de petróleo, proyectos paralizados con éxito en las inmediaciones de Cabrera, parque natural. Ya ha declarado que el decreto argelino «no se puede aplicar» siguiendo las leyes del mar vigentes.
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