NICOLAS CAGE Y LA INCREÍBLE HISTORIA DE SU BÚSQUEDA DEL SANTO GRIAL
Nicolas Cage se puso en las botas del personaje de Benjamin Gates para buscar el Santo Grial en Inglaterra y otras localizaciones de Estados Unidos.
En La búsqueda, Nicolas Cage interpretaba a Benjamin Gates, un historiador que se ha pasado la vida buscando un legendario tesoro apilado durante miles de años por ladrones, guerreros y Caballeros Templarios. Ahora resulta que el Cage de la vida real no dista mucho de Gates a juzgar por la obsesión que muestra el actor por la búsqueda del Santo Grial.
Cage contó su pasión por objetos excepcionales en una entrevista con The New York Times Magazine publicada este miércoles. Lo hizo desde el contexto de la mala racha económica que le obligó a vender propiedades y actuar en decenas de películas con cuyos salarios pagar las deudas que había acumulado.
«Las buenas inversiones llegaron de intereses personales y de mi honesto disfrute con la historia. Por ejemplo, el ejemplar Action Comics No. 1 [el primer cómic en el que aparece Superman]. Lo compré por 150.000 dólares. Luego lo robaron. Lo conseguí de vuelta y lo vendí por 2 millones de dólares. Pero eso fue algo bueno porque tenía un interés sincero», cuenta Cage sobre algunas de las compras que, durante un tiempo, sobre todo con sus problemas financieros de fondo, le granjearon titulares burlones en la prensa rosa.
Cage confiesa en la entrevista que el problema real de sus deudas tenía que ver con las múltiples compras inmobiliarias que dejaron sus cuentas tiritando: «No fue por esas otras cosas como las cabezas encogidas sobre las que a los medios les gustaba escribir».
«¿O aquella cabeza de dinosuario?», le pregunta el periodista David Marchese en la entrevista. Se refiere a la cabeza de un Tyrannosaurus que el actor compró en una subasta, supuestamente superando una puja del mismísimo Leonardo DiCaprio, otro actor con cierta filia por los dinosaurios: «Lo de la cabeza de dinosaurio fue algo desafortunado porque pagué 276.000 dólares por ella. La compré en una subasta legítima y luego me enteré de que había sido sustraída de Mongolia de forma ilegal, así que la tuve que devolver. Por supuesto, debería pertenecer a su país de origen, ¿pero quién lo iba a saber? Además, nunca me devolvieron el dinero, así que aquello fue una mierda».
Cage añade que se pasó varios años en los que todo lo que hacía era meditar tres veces al día y leer libros sobre filosofía. Es algo que le mantuvo lejos del alcohol, con cuyo consumo Cage tiene un historial problemático: «Aquella fue la época en la que casi empiezo lo que podría denominarse como una expedición del grial». ¿Perdona?
«Empecé a seguir la mitología y a encontrar propiedades que se acercaban a ella. Fue un poco como en La búsqueda«, comienza Cage a contar sobre su cruzada literal para encontrar el Santo Grial, el supuesto recipiente usado por Jesucristo en la Última Cena. Según el relato del siglo XII del poeta francés Robert de Boron, un Jesús ya resucitado se apareció a José de Arimatea, propietario del sepulcro en el que fue enterrado Jesús, le entregó el Grial y le ordenó que lo llevara a la isla de Britania, actual Inglaterra.
Cage explica que empezó a seguir pistas que iba leyendo: «Una cosa llevaba a la siguiente. Es como cuando organizas una biblioteca. Lees un libro y en ese libro hay una referencia a otro, así que compras ese otro libro y después unes las referencias. Para mí todo giraba en torno al: ¿Dónde está el Grial? ¿Estaba aquí? ¿O estaba aquí? ¿Estaba en Glastonbury?».
Glastonbury es la ciudad inglesa en la que se aúnan las mitologías cristiana y celta que hablan sobre el Santo Grial de Jesucristo y el caldero divino mencionado en las leyendas del Rey Arturo. Esas leyendas comparten que Glastonbury pudo ser tanto el lugar donde enterraron a Arturo como la localización a la que José de Arimatea llevó el Santo Grial desde Jerusalén.
«Sí, si vas a Glastonbury y vas a Chalice Well, hay un cauce que sí sabe a sangre», dice Cage sobre el pozo de Chalice Well que durante siglos ha sido centro de numerosas leyendas. Una de ellas, relacionada con la mitología cristiana, asegura que fue ahí donde José de Arimatea escondió el Grial, de ahí el color rojizo y el sabor salado del agua. «Imagino que simplemente es porque hay mucho hierro en el agua, pero la leyenda dice que en ese lugar hubo un cáliz grial, o dos alcuzas más bien; una de sangre y otra de sudor».
Cage confiesa que esas pesquisas le hicieron acabar en el estado de Rhode Island, en Estados Unidos, donde se especula que la orden de los Caballeros Templarios construyó una misteriosa estructura de piedra en la ciudad de Newport. Pero esa posible travesía que llevó a los Templarios a América en la era precolombina ha sido rechazada en multitud de ocasiones por la comunidad científica y por diferentes grupos de historiadores.
«¿Es esa la razón por la que te compraste una casa en Rhode Island?», le pregunta Marchese a Cage. «No sé si voy a decirte que esa es la razón por la que compré una propiedad en Rhode Island, pero sí diré que esa es la razón por la que fui a Rhode Island y resultó que encontré un lugar precioso. Pero sí, [el Santo Grial] me hizo buscar por diferentes lugares, principalmente en Inglaterra, pero también por algunos lugares en Estados Unidos. Al final, lo que encontré fue: ‘¿Qué es el Grial sino la Tierra en sí misma?'».
La conclusión de Cage es que el Santo Grial tiene un sentido metafórico y que la metáfora es la Tierra. Así que sí, aunque la vida de Cage parezca una película, el final de su historia con el Santo Grial es tan insatisfactorio como la secuela de La búsqueda.
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