Los móviles y el cáncer cerebral no tienen relación
La OMS destruye una de las leyendas más grandes en la historia de internet
La leyenda de que los teléfonos móviles provocan cáncer es casi tan viejo como los móviles mismos. A pesar de que a lo largo de los años la comunidad científica ha negado esto, la población en general sigue desconfiando y desinformando. Recordemos cómo en 2020, muchas personas afirmaban que las antenas 5G esparcían el coronavirus.
Finalmente, la Organización Mundial de la Salud ha ordenado una revisión exhaustiva a los estudios sobre el caso y llegó a la conclusión evidente: los teléfonos móviles no provocan cáncer.
Este nuevo estudio sistemático, publicado en la revista Environment International, es la revisión más completa que se ha hecho de este tema. De acuerdo con The Conversation, se han escrutado más de 5,000 artículos, de los cuales 63, publicados entre 1994 y 2002, se han incluido en el análisis final. Esto quiere decir que los demás han sido dejados fuera por no tratarse de estudios relevantes, algo muy habitual en este tipo de revisiones.
«En lo que respecta al tema principal, los teléfonos móviles y los cánceres cerebrales, no encontramos ningún aumento del riesgo, ni siquiera tras más de 10 años de exposición y categorías máximas de tiempo de llamada o número de llamadas» dijo Mark Elwood, coautor del informe, citado por DW.
Estos hallazgos coinciden con investigaciones previas, las cuales muestran que, si bien el uso de tecnologías inalámbricas ha aumentado mucho en las últimas décadas, no hay datos que revelen un aumento en la incidencia de cánceres cerebrales.
El temor a la radiación como posible agente cancerígeno
A pesar del consenso, lo cierto es que hay estudios previos que sugieren la posibilidad de daño, aunque no son concluyentes.
Por ejemplo, en 2011, la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) clasificó la exposición a las ondas de radio como un posible cancerígeno para los seres humanos. Desgraciadamente, el significado de esta clasificación fue ampliamente malinterpretado, lo cual provocó una oleada de preocupación.
El IARC forma parte de la Organización Mundial de la Salud. Su clasificación de las ondas de radio como posibles cancerígenos se basó en gran medida en evidencia limitada obtenida de estudios de observación en seres humanos. También conocidos como estudios epidemiológicos, estos estudios observan la tasa de enfermedades y cómo pueden causarse en las poblaciones humanas.
La clasificación del IARC se basó en estudios observacionales previos en los que personas con cáncer cerebral informaron que usaban el teléfono móvil más de lo que realmente lo hacían.
Las ondas que emiten los celulares no son dañinas
Tanto los teléfonos celulares como la tecnología inalámbrica en general intercambian señales mediante ondas de radiofrecuencia. Las ondas que utilizan las redes de telefonía móvil son una forma de radiación no ionizante, es decir, que utiliza cantidades de energía tan pequeñas que son incapaces de dañar el cuerpo humano o el ADN.
Esto es válido para todos los tipos de redes: WiFi, 4G, 5G, Bluetooth, todas se basan en ondas de radio para transmitir datos, al igual que las radios de Frecuencia Modulada (FM). Cada tipo utiliza una frecuencia diferente de ondas de radio, pero ninguna tiene energía suficiente para calentar los tejidos corporales o dañar las células o el ADN.
Afortunadamente, los resultados actuales son tranquilizadores, y a pesar de que es importante que la investigación en torno al tema continúe, por el momento se espera que esta exhaustiva investigación contrarreste la desinformación que aún persiste sobre la falsa relación entre la exposición a los teléfonos celulares y el cáncer.
FUENTE
XATAKA