Los enigmas del Valle sagrado de Cotundo
Mensajes milenarios en forma de estrellas, deidades animistas, animales y figuras humanoides son apreciables en enormes rocas de esta parroquia del cantón Archidona.
Paisajes fascinantes, una flora y fauna multidiversa, riqueza hídrica inconmensurable y una deliciosa e inusual gastronomía, son solo algunos de los atractivos de la región amazónica.
Caprichosos accidentes geográficos, tales como formaciones volcánicas, valles florecientes, bosques húmedos y sistemas lacustres, son encantos naturales que también se encuentran en su vasto territorio.
Sin embargo en ciertos puntos además es posible apreciar un tipo de arte rupestre poco conocido, el cual para muchos antropólogos y arqueólogos representa un verdadero enigma.
A diferencia de otras partes del mundo, dichos grabados pétreos no se encuentran en paredes de cuevas o grutas sino en la superficie de enormes rocas ubicadas cerca a fuentes de agua.
Uno de esos lugares es el Valle Sagrado de Cotundo, parroquia del cantón Archidona, provincia de Napo. Allí, los tallados tienen diversas formas, profundidades y tamaños, y despiertan la inquietud de aficionados a la fotografía, universitarios y visitantes.
“Mensajes de civilizaciones precolombinas, pruebas de la visita de alienígenas a la Tierra y presagios de lo que sucederá en el futuro son las hipótesis que se barajan sobre la aparición de los jeroglíficos. Independientemente de cuál sea la teoría acertada, está claro que son una joya invaluable que demuestra el talento y destreza de nuestros antepasados, y que desde tiempos inmemorables el arte ya era parte de la raza humana”, mencionó Lourdes Garófalo, arqueóloga quiteña.
Ella realiza visitas frecuentes al barrio San Agustín, en el cantón Archidona, ubicado a unas tres horas de Quito, donde está una de las rocas grabadas más grandes e inquietantes de la Amazonía. Imágenes humanas, de animales, elementos del sistema solar y símbolos de diversas formas son objeto de amplio estudio.
De acuerdo a Wilson Gutiérrez, coordinador de la Mancomunidad Turística Ruta del Agua, el 8 de diciembre de 2005 los petroglifos fueron declarados Patrimonio Cultural del Ecuador. “Desde entonces las enormes rocas empezaron a atraer cada semana a cientos de expertos en el tema, quienes desean descifrar los mensajes ocultos. Incluso hay quien las relaciona con los jeroglíficos encontrados en pirámides de Centroamérica”, señaló Gutiérrez.
El barrio San Agustín es el punto de partida de la ruta de los petroglifos en el Valle Sagrado de Cotundo. Pese a que allí la oferta gastronómica es variada, con predominio de platos a base de trucha, tilapia y yuca, el mayor atractivo es una gigantesca roca ubicada en una área residencial.
“Destacan las figuras humanoides y de especies animales de la zona, así como figuras del sol y estrellas. Lamentablemente el descuido de las autoridades da pie a actos vandálicos; solo en la piedra de San Agustín hay más de 15 grabados, junto a los cuales últimamente se han hecho grafitis, tallado de nombres e intentos de réplica de las imágenes originales, lo cual es un atentado a un patrimonio cultural”, aseveró Eduardo Salinas, guía turístico.
Una de las recomendaciones que él hace a los turistas es llevar cámaras con buena resolución a fin de captar cada detalle de las caprichosas siluetas. Otro de los sectores que forma parte de la ruta de los petroglifos es Boa Loma, ubicado a 10 minutos del centro de la parroquia Cotundo. Al igual que en San Agustín, las piedras talladas se encuentran a la vista de todos. “Se calcula que el arte rupestre, así como otros vestigios arqueológicos del lugar, data de 10.000 años antes de Cristo”, dijo Daniel Cabezas, docente universitario.
“Los grabados más inquietantes son dibujos de aves, reptiles y peces, en ellos se aprecia una técnica especial para el tallado que a pesar del paso de los tiempos y de las variables condiciones climáticas de la Amazonía, no se deteriora; por ello es importante que las autoridades protejan las rocas”, añadió el docente.
Inspiración divina
Es tal la cantidad e importancia de los petroglifos en Cotundo que recientemente se ha erigido un monumento en honor a este arte ancestral, en el recientemente restaurado
parque del centro parroquial. Un obelisco de más de tres metros, en cuyas paredes se han hecho réplicas de las figuras que más se repiten en las gigantescas piedras, tiene en su cúspide una efigie del Sol, una de las deidades de las creencias animistas de los indígenas amazónicos.
“Pese a que aún no se esclarece el origen ni significado de los grabados, y para ser sinceros creo que nunca lo descubriremos, se cree que artistas ancestrales realizaron los trazos en medio de rituales espirituales. Como en algunos casos en la actualidad estos ritos se realizan bajo los efectos de sustancias como la ayahuasca”, explicó Paúl Mena, guía naturalista de Tena.
FUENTE
https://www.eltiempo.com.ec/noticias/ecuador/4/enigmas-valle-cotundo