LA MUJER EN EL EGIPTO DEL SIGLO XXI, por MARISA ARGUELLES
Egipto es el país más influyente del mundo árabe, y sus países hermanos se enganchan a sus telenovelas, compran los discos de sus artistas o leen las obras de sus escritores. Todo hombre o mujer nacido en algún país árabe sueña con visitar al menos una vez en la vida este fascinante país y no sólo por sus pirámides, sino por la animada vida nocturna de El Cairo y su ambiente moderno y permisivo sobre todo para las mujeres. Pero ¿es ésa la realidad? ¿cuál es el papel de la mujer en el Egipto moderno?
Evidentemente si comparamos una mujer saudita que ni siquiera puede conducir su propio automóvil con una egipcia, ésta última disfruta de una libertad y sobre todo autonomía que la primera ni aspira a soñar: la egipcia puede ir sola a los sitios, conducir, salir con sus compañeros de universidad, trabajar en lo que le dé la gana; pero ¿es así en todo?
Veamos: De entrada, todo hombre egipcio que esté esperando descendencia rezará fervientemente por tener un hijo varón. Una niña será bienvenida pero el padre esperará que el segundo sí sea niño. No hay explicación económica a corto plazo, puesto que Egipto no es India y en las bodas por ejemplo, son las familias del novio las que se arruinan porque tienen la obligación de pagar el banquete, el piso, el oro de la novia… costumbre que permanece desde cuando la mujer era considerada una mercancía que se compraba; pero a pesar de todo, un hijo varón se considera una inversión a largo plazo ya que es un seguro para la vejez.
La infancia de un niño y una niña en una ciudad serán parecidas: ambos irán al colegio, normalmente mixto, ya que la educación es obligatoria y gratuita hasta los 14 años e incluso a la Universidad, siendo de las más baratas del mundo (unos 100 euros de matrícula y tasas más gratuidad de libros de texto), así que si una niña es buena estudiante sus padres la alentarán para que estudie una carrera a fin de que pueda encontrar un empleo bien remunerado en un país de 85 millones de personas con escasez de puestos de trabajo. El ambiente universitario es tremendamente competitivo. Se da la circunstancia que en la actualidad hay más mujeres que hombres licenciadas universitarias, y las que todavía están estudiando se esfuerzan en tener el mejor de los expedientes que les de derecho a obtener una beca en el extranjero, o al menos poder quedarse en el centro como personal docente. La Administración pública es garantía de igualdad salarial entre el hombre y la mujer. En el resto de sectores simplemente no existe.
Si la niña no es buena estudiante se quedará en la enseñanza primaria y aprenderá un oficio: peluquería, secretariado, dependienta….. sueldos bajos y jornadas muy largas, con mínimos derechos sociales( sin Seguridad Social, que no existe tal como la entendemos aquí, ni bajas por enfermedad ni maternidad, ni jubilación). De ahí las ansias de estudios de las egipcias,que a pesar de estar sobradamente preparadas no alcanzan fácilmente puestos de poder político o económico.
En el campo, las cosas son diferentes, ya que las niñas estudian poco para posteriormente casarse con algún primo a través de boda concertada por las familias y permanecerán realizando labores de hogar y criando hijos.
El coste de vida es muy alto en Egipto en relación a los salarios, así que toda mujer, salvo que sea una rica heredera, está obligada a trabajar y aportar parte de su salario cuando no todo para el mantenimiento del hogar de sus padres o el suyo propio una vez casada. Quedan ya atrás los tiempos en que una mujer aspiraba a casarse para que la “retiraran” y como mucho tendría un trabajo “hobby” para estar entretenida. Sin dos sueldos, mantener una casa, familia con hijos, etc, es en la actualidad imposible para las parejas jóvenes. Sólo permanecen en casa o bien las mujeres de un elevado estatus social que no necesitan trabajar, o las mujeres mayores de 50 años que consideran normal que su marido trabaje para ellas, siendo éstos últimos quienes tienen dos o más trabajos para sustentar a sus familias.
LAS BODAS EGIPCIAS Y EL ROL DE LA MUJER CASADA
Asistir a una boda en Egipto es toda una oportunidad para conocer de cerca la compleja sociedad egipcia en la que las apariencias lo son todo. Hasta las familias más pobres se ven obligadas a organizar costosas bodas con cientos de invitados, en las que la novia tiene un especial protagonismo. Casarse y tener hijos es el sueño de cualquier mujer egipcia independientemente de la clase social y el nivel educativo y, aunque los matrimonios por amor van siendo más frecuentes, todavía pesa mucho en la mentalidad de la joven el casarse con un hombre de buena familia y economía desahogada que le pueda dar una vida cómoda y segura a ella y a sus hijos. Esto normalmente sólo podrá suceder si ella misma pertenece a esa clase social, o a falta de esto posee belleza. La media de hijos por familia en las ciudades no son más de dos, o como mucho tres mientras que en el campo las familias son más numerosas.
A pesar de los cambios sociales y rápida incorporación de la mujer al mercado laboral, muchas veces no se traduce en una mayor independencia, puesto que el celoso marido egipcio controla mucho los movimientos de su cónyuge y la esposa tendrá escasa colaboración en las tareas domésticas. En el Código Civil egipcio la mujer casada posee los mismos derechos que su marido, pero en la vida real estos derechos tienen que convivir con determinadas costumbres sociales. Por ejemplo, aunque la ley se lo permita, una mujer jamás pedirá el divorcio ante ningún juzgado, pues sabe que lo más probable es que pierda la custodia de sus hijos varones. Asímismo, la ley egipcia condena duramente la violencia doméstica, pero es algo normal y aceptado por muchas mujeres que no tienen independencia económica. La mujer casada no podrá salir al extranjero sin consentimiento de su esposo. Con respecto a la poligamia, según la ley islámica un hombre podrá casarse con una segunda o hasta tercera esposa, aunque en la práctica apenas existe por los gastos económicos que esto supondría. En caso de que éste tome segunda esposa necesita el consentimiento de la primera. Como anécdota decir que el anterior Presidente de Egipto Hosni Mubarak tenía una segunda esposa, aunque en viajes oficiales, actos protocolarios, etc siempre era acompañado por la primera. El Ministro de Turismo de ese mismo gobierno también tenía una segunda esposa, una mujer rusa muy joven que apenas aparecía en público.
ME VOY A LA PLAYA:¿ME PONGO EL BIKINI O EL BURKINI?
Aunque parezca mentira, estas fotos corresponden al mismo lugar, playa de Alejandría, separadas por 51 años. La ola de conservadurismo que se vive en casi todos los países árabes se manifiesta en un estricto código de vestimenta femenino que ha tenido como consecuencia principal que el bikini se haya extinguido de las playas públicas, que son las que frecuentan las clases medias. Claro que se ven bikinis, trikinis e incluso tangas en los selectos clubes de playa del Mediterráneo, donde sólo pueden entrar los socios que abonan una carísima cuota anual que imposibilita el acceso a los mismos de personas no tan privilegiadas económicamente, así como en los resorts frecuentados por los turistas extranjeros del Mar Rojo, pero eso no es el Egipto normal. Lo mismo pasa en las calles, donde el hijab o velo islámico en la cabeza abunda incluso en los barrios cristianos acompañando a una vestimenta moderna. No se sabe si esto es una moda pasajera, o el hijab ha venido para instalarse definitivamente en las cabezas de las mujeres egipcias. Pero esto no es un problema que parezca importarlas demasiado. Quien no quiera ponérselo no está obligada y al fin y al cabo, es solo un trozo de tela que tapa el cabello y que puede colocarse de 1000 maneras de tal forma que el resultado sea glamouroso y que no impide que puedan llevar vaqueros o ropa ajustada. Estas son las paradojas y contradicciones del mundo egipcio.
¿Y LAS NUEVAS GENERACIONES?
El acceso a las redes sociales, ha permitido que las jóvenes egipcias tengan en sus casas acceso al mundo occidental con un solo click en sus ordenadores: música, películas, moda, noticias, costumbres….Hoy en día es muy normal que una adolescente de El Cairo por ejemplo tenga amigos de todo el mundo e incluso algún novio virtual extranjero. Esta exposición contínua de la juventud femenina a otras culturas y formas de vida, de seguro que está operando y operará cambios favorables en la mentalidad de las mujeres jóvenes egipcias que ya no quieren llevar las vidas de sus madres y poco a poco van alzando su voz, (sirva de ejemplo las manifestaciones de la primavera árabe en la Plaza Tahrir, con amplia presencia femenina) y reclamando el puesto que les corresponde en la sociedad egipcia.
Marisa Argüelles