La loca teoría que afirma que Hitler escapó a Argentina vía Galicia
De un avión en Lugo a un submarino en Vigo
Desde finales de abril de 1945 el fin del Führer ha dado pie a teorías conspiranoicas que lo sitúan en Italia, Francia, Irlanda o Sudamérica
History Channel llegó a elaborar un documental apoyado en documentos desclasificados del FBI en el que apunta a la teoría gallega
No hay nada más sencillo, fecundo e irreversible que prender la mecha de las teorías conspiranoicas. Lo demuestra a las mil maravillas la que tal vez, y con permiso del paseo lunar de Neil Armstrong, sea la madre de todas ellas: la muerte de Adolf Hitler. Aunque hay investigaciones recientes que muestran que el Führer pasó a mejor vida en 1945 con ayuda de un sorbo de cianuro y un balazo, a lo largo de los últimos tres cuartos de siglo han circulado relatos a cada cual más descabellado que lo sitúan pasado mayo del 45 como —ojo a la lista— ermitaño en una remota cueva italiana, pastor en los Alpes suizos, croupier en un casino francés, padre de familia en Argentina o vagando por Irlanda o Colombia.
Una de esas teorías nos toca sin embargo mucho más cerca.
Y apunta a una fuga digna de Hollywood con parada en Galicia.
Una muerte bien estudiada. En 2018 el forense Philippe Charlier publicó en European Journal of Internal Medicine un estudio que despertó casi tanto interés entre los historiadores y conspiranoicos como entre sus propios colegas patólogos. La razón: corroboraba que Adolf Hitler murió en 1945. La conclusión es valiosa porque entre marzo y julio de 2017 Charlier y sus colegas consiguieron todo un hito: que los servicios secretos rusos les permitieran analizar los supuestos restos del Führer que se conservan en Moscú para un examen independiente.
Su estudio concluye, primero, que los dientes son reales porque pudieron identificarse gracias al complicado historial dental de Hitler. Segundo, los restos muestran manchas azules que indican que su dueño pudo ingerir cianuro para acabar con su vida. Los investigadores no encontraron restos de pólvora, pero sí analizaron un fragmento de cráneo atribuido al Führer con un agujero en el lado izquierdo, probablemente abierto por una bala. Ambos datos confirman la versión más aceptada sobre la muerte del líder nazi: Hitler murió el 30 de abril de 1945 en su búnker con Eva Braun tras consumir cianuro y dispararse un balazo.
¿Fin de las elucubraciones, entonces? Así es desde luego para el profesor Charlier, quien llegó a garantizar a la agencia AFP que no tiene dudas sobre la autenticidad de los dientes y que su estudio da carpetazo a cualquier teoría conspiranoica. «Ya podemos pararlas todas. Hitler no se fue a Argentina en un submarino, no está escondido en una base en la Antártida ni en el lado oscuro de la Luna», insistía el forense: «Nuestro estudio prueba que murió en 1945».
Claro está, no todo el mundo comparte su convicción. A lo largo de las décadas han circulado teorías que aseguran que el líder nazi logró escapar del búnker y el asedio soviético y emprendió una nueva vida en lugares tan remotos como el norte de Italia, los Alpes suizos, el este de Francia y por supuesto Argentina, quizás la versión que más popularidad ha logrado entre los teóricos de la conspiración.
¿Y eso… por qué? Semejante fecundidad conspiranoica se explica en gran medida por las circunstancias en las que murió Hitler y se remontan ya a 1945, prácticamente el mismo día de su muerte. El 1 de mayo del 45 la radio de Hamburgo transmitió sin ir más lejos una versión que dista bastante de la que hoy se tiene por oficial: la cadena aseguraba que Hitler había caído «luchando hasta su último aliento» y con «la muerte de un héroe». Poco que ver con un suicidio con cianuro y una pistola. No tardaron en expandirse relatos sobre un supuesto asesinato, una hemorragia cerebral, eutanasia y por supuesto una huida exitosa.
El fin del Führer no ayudó a extinguir esos relatos. Como recuerda la BBC, la historia nos dice que el cadáver de Hitler se quemó y acabó en una zanja del jardín de la Cancillería abierta por una bomba. Allí encontraron su cadáver los agentes de la contravigilancia soviética poco después, el 5 de mayo. El estado del Führer era tal por entonces que, para identificarlo con claridad, decidieron echar mano de su mandíbula. Durante el proceso contaron con la ayuda Käthe Heusermann, quien había ejercido como asistenta del dentista de Hitler. Los restos se trasladaron de un punto a otro hasta que en 1970 se decidió incinerarlos y arrojar sus cenizas.
¿Adolf Hitler de paseo por Galicia? En la raíz de las teorías conspiranoicas en torno al fin de Hitler hay mucho de geostrategia y política, como explica a la BBC Luke Daly-Groves, historiador de la Universidad de Leeds, quien recuerda Stalin debilitaba a sus oponentes cada vez que afirmaba que Hitler pudo haber escapado a España o Argentina. «Su estrategia era asociar Occidente con el nazismo y hacer ver que los británicos o estadounidenses debían estar ocultándolo», concuerda Anthony Beevor, autor de ‘Berlín: la caída de 1945’. Con ese telón de fondo surgió una de las versiones que más cerca nos toca: que el Führer recaló en Galicia.
Lo que nos cuenta semejante teoría es que tras simular su suicidio Hitler logró escapar del bunker, subirse a bordo de un avión en el aeropuerto de Templehof y volar a Barcelona, desde donde pasó a Galicia. Una vez en Vigo logró embarcarse en submarino y huir a Argentina, donde vivió hasta 1960 y llegó a formar una nueva vida junto a Eva Braun. Otra versión habla de que poco después del episodio del Führerbunker, en mayo de 1945, un avión alemán llegó a Lugo con Hitler a bordo. Hay quien incluso va más allá y lo sitúa en el monasterio de Samos.
Digna de Hollywood… e History Channel. Cierto, la historia quizás parezca sacada de un libro de Dan Brown o el guion de un thriller hollywoodiense con tintes ucrónicos, pero la teoría viguesa tiene más predicación de la que a priori pueda parecer. Buena prueba es que hace unos años protagonizó un documental de History Channel que se basaba, a su vez, en 700 documentos desclasificados por el FBI poco antes. Hay variantes sobre la supuesta estancia del Führer en tierras gallegas, pero suele apuntarse a que acabó subiéndose a un submarino con el que logró escaparse a Canarias para llegar a su refugio definitivo, en Argentina.
El historiador Eduardo Rolland recuerda en GCiencia que la teoría de la huida se alimentó con una nota manuscrita del mismísimo J. Edgar Hoover, director del FBI: «Los oficiales del ejército estadounidense en Alemania no han localizado el cuerpo de Hitler ni hay ninguna fuente fiable que pueda decir sin dudas que Hitler está muerto. Existe la posibilidad de que esté vivo». Para armar su relato gallego, History Channel muestra imágenes de la ría de Vigo, el monasterio de Samos y A coruña. En la primera mitad del XX Vigo tenía una nutrida comunidad alemana y se conservan fotos de desfiles con esvásticas por sus calles principales.
¿Son todo teorías conspiranoicas? Para investigadores como Philippe Charlier lo ocurrido en 1945 deja poco margen a relatos como el que arman los guionistas de History Channel, pero eso no quita que hubiese jerarcas y figuras destacadas del nazismo que sí lograsen burlar el asedio soviético y la vigilancia de los Aliados para buscar una nueva vida alejada de los sueños del Tercer Reich. Incluso se ha acuñado un término de resonancias marineras para referirse a ese fenómeno: ratlines. Se habla incluso de tres rutas bien organizadas y trazadas para facilitarles la huida: una nórdica, otra ibérica y, la más popular, a través de Italia.
Sus destinos finales se repartirían entre puntos tan distantes como Reino Unido, EEUU, Australia, Medio Oriente y sobre todo Sudamérica. Incluso hay quien habla de una organización creada para facilitarles la vida, ODESSA. Tampoco España permaneció ajena al fenómeno, si bien una cosa es que hubiese nazis que lograsen encontrar refugio en la Costa del Sol y otra, bien distinta, que el mismísimo Hitler «resucitado» llegase a degustar pimientos de Padrón en una tasca de Vigo.
Imagen de portada: Der Untergang
FUENTE
XATAKA