La Ley de Godwin, o por qué cuanto más larga es una conversación en redes, más posibilidades hay de que acabe haciendo referencia a los nazis
Esta semana cumple 30 años la Ley de Godwin, que vincula las conversaciones internáuticas con las referencias a los nazis.
La desvinculación entre las nuevas generaciones y los hechos acontecidos en la II Guerra Mundial pone en duda que esta teoría, formulada por un abogado estadounidense, vaya a cumplir muchos más años.
¿Qué tiene que ver un jugador de fútbol uruguayo con una estrella de Instagram española? ¿Y ambos con la discusión internáutica que cambió para siempre las discusiones internáuticas? La respuesta es sencilla: ¡la ley de Godwin!
El origen de todo
El 11 de octubre de 1989, un grupo de investigadores de la Universidad de Berkeley, California, estaban enfrascados en una discusión por internet. El tema giraba en torno a la idoneidad de abrir más grupos de noticias relacionados con la biología marina: hasta qué punto iban a generar información académica valiosa o, por el contrario, se limitarían a ser meros hilos de aficionados a los peces. En definitiva, nada demasiado trascendente.
La conversación se alargó durante los siguientes días, hasta que uno de los participantes advirtió que parte de lo que se estaba debatiendo ya se había resuelto por votación. Una reflexión que fue respondida el 16 de octubre por otro de los participantes con las siguientes palabras: “También la gente votó a Hitler como Canciller. Que haya sido votado no quiere decir que esté bien”.
Este mensaje, un tanto fuera de lugar, fue a su vez contestada por Richard Sexton con una frase que haría historia de internet: “Se puede afirmar que una conversación por Usenet está envejeciendo cuando uno de los participantes introduce en ella a Hitler y los nazis”.
La conversación continuó y Sexton no le dio más importancia a su reflexión hasta que, en 1990, vio cómo el abogado Wayne Michael Godwin enunciaba la ley que lleva su nombre, y que podría resumirse de la siguiente manera: “A medida que una discusión en línea se alarga, la probabilidad de que aparezca una comparación en la que se mencione a Hitler o a los nazis tiende a uno”.
Desde 1990, la Ley de Godwin ha mostrado su validez en las redes en miles de ocaciones. Incluso el propio Godwin ha sufrido en sus propias carnes virtuales aquello que enunció. El pasado mes de agosto, sin ir mas lejos, en mitad de una conversación en Twitter sobre la libertad de expresión en las redes sociales, Godwin apuntó una serie de ideas al respecto. A pesar de ser un abogado con años de experiencia en sobre el tema, sus reflexiones no fueron bien recibidas por algunos participantes.
Tanto es así, que uno de ellos llegó a contestarle “Ya veo la clase de persona que eres”, adjuntando a su tuit un artículo sobre censura, propaganda y, cómo no, Hitler y los nazis. La respuesta de Mike Godwin fue lapidaria: “Si crees que compararme con Hitler funciona, debes de ser nuevo en internet”.
Algunos internautas, como Mike Masnick, que siguieron la disputa en directo, llegaron a destacar el hecho y bromear al respecto con un tuit que decía: “Apagad internet. Alguien ha comparado Mike Godwin con Hitler y creo que eso creará un vórtice que se tragará todo internet en un agujero negro de ironía”.
¿Frivolidad o ignorancia?
En 2016, Rubén Domínguez, instagramer español que también participo en el programa de Cuatro ‘¿Quién quiere casarse con mi hijo?’, recibió numerosas críticas por colgar en su perfil de Instagram fotografías en las que posaba con un bolso de Louis Vuitton. Esa actitud, habitual entre los influencers, no hubiera causado ninguna polémica de no ser porque a Domínguez se le ocurrió hacer las fotos en las vías de acceso al campo de concentración de Auschwitz, así como publicarlas con los hashtags #fashion #influencer #instafamous #instastyle.
Más de dos años después, el 12 de agosto de 2019, el futbolista uruguayo Rodrigo Zalazar colgó en su Instagram una selfie a las puertas de ese mismo campo de exterminio con iconos festivos. Ese día, el deportista estaba celebrando su cumpleaños y consideró que el lugar era un sitio tan bueno como otro cualquiera para compartirlo con sus seguidores. Ante las críticas que también suscitó su actitud, Zalazar respondió con un mensaje que decía: “Me siento avergonzado por mi acto, porque ahora sé qué sucedió detrás de esas puertas. Borré mi foto por la mañana y haré una donación a una fundación de víctimas de Auschwitz”.
Tanto en un caso como en otro, más que intencionalidad lo que primó fue el desconocimiento. De hecho, y en contra de lo que pueda afirmar el tópico, la generación millennial es, en comparación con las que la precedieron, una de las más respetuosas con la diferencia, con formas de sexualidad no normativas y una de las más intransigentes con el machismo, el racismo o la xenofobia. Tanto es así, que series clásicas que triunfaron en los 90 como ‘Sexo en Nueva York’ o ‘Friends’ han sido criticadas por los más jóvenes al entender que transmiten estereotipos machistas, racistas y patriarcales. Entonces, si ese es el perfil de las nuevas generaciones, ¿qué está sucediendo con los jóvenes y los nazis?
¿Sin relevo en la maldad?
Según una encuesta encargada por la CNN en 2018, uno de cada veinte europeos no sabe qué es el Holocausto. Por esas mismas fechas, The Conference on Jewish Material Claims Against Germany, organización que reclama a Alemania reparaciones por lo sucedido durante la Segunda Guerra Mundial, publicó un estudio que informaba que el 22% de los millennials desconocen el nazismo, los campos de exterminio y lo que sucedió en ellos. Por si no fuera suficiente, una reciente encuesta publicada por Auschwitz Memorial afirma que dos tercios de los millennials estadounidenses no saben lo que fue la Shoá.
Rubén Domínguez, nacido en 1994, o Rodrigo Zalazar, en 1999, son algunos de esos jóvenes que nunca han oído hablar de lo que sucedió en Europa entre 1939 y 1945. En parte por desinterés, qué duda cabe, y en parte porque esos hechos históricos ya no están tan presentes en su vidas ni en los de su generación. Las personas cercanas que pudieron haber vivido la Guerra Civil, la Segunda Guerra Mundial o los campos de exterminio posiblemente hayan fallecido y, aunque sean temas que estén contemplados en los planes de estudios, normalmente no se suele llegar a ellos durante el curso lectivo. Tampoco los productos de cultura popular, que en los años 70 y 80 explotaron el nazismo y su imaginería, abordan ahora el tema, más allá de películas puntuales como ‘Capitán América: El primer Vengador’ (2011).
Por eso, no es raro que ese desconocimiento, además de provocar situaciones polémicas como las de las fotografías inapropiadas, acabe afectando a asuntos más anecdóticos. Por ejemplo, la propia Ley de Godwin, que dentro de unos años quedará obsoleta entre los millennials y centennials. Según el estudio de IabSpain publicado en 2019, un 31% de los usuarios de redes sociales está entre los 16 a 30 años. La siguiente franja de edad, entre los 31 a 45, alcanza el 39%. Esto supone que el 70% de usuarios de redes sociales son personas las que esos hechos históricos pillan ya muy lejos.
De ese modo, si el nazismo pierde su relevancia como encarnación del Mal, ¿cuál será el equivalente de la Ley de Godwin del futuro? ¿Cuál será el hecho histórico dramático o el sociópata que hará que una conversación en internet entre millennials y centennials tienda al absurdo? Bin Laden, uno de los mayores malvados del siglo XXI, no ha acabado de cuajar. Tampoco Kim Jong-un parece que pueda ostentar ese dudoso honor, ni siquiera Trump. ¿Será tal vez un personaje de ficción, como por ejemplo el Joker? Quién sabe. Por otro lado, tampoco es una mala noticia que no haya un personaje en la historia reciente equiparable a Hitler que permita actualizar la Ley Godwin. La humanidad podrá vivir sin ello.
FUENTE
https://www.revistagq.com/noticias/articulo/que-es-la-ley-de-godwin-redes-sociales-nazis