La botica. El agua de mar y sus propiedades
El agua de mar se comercializa por sus propiedades terapéuticas
El producto ha sido sometido a examen por la Universidad de Alicante y los departamentos de Prevención y Tratamiento de las lesiones del Deportista de la Universidad Católica de Murcia, que demostraron su eficacia como aporte mineral para hacer frente de forma inmediata a la hiponatremia hipotónica en deportistas.
Desde la antigua Grecia
El poderío del mar desveló a las estudiosos desde los tiempos de la antigua Grecia. Fue Hipócrates, padre de la medicina, que vivió entre los años 461 y 371 antes de Cristo, quien describió por primera vez su uso por vía externa en afecciones de la piel, y tratamiento del dolor. Luego, Avicena, Celso y Galeno explicaron las virtudes terapéuticas del mar y lo recomendaron para recuperar la salud perdida.
Enrique III, recibió tratamientos marinos por consejo de su médico, que consideró los efectos benéficos de los baños marinos como “fortificantes, astringentes y antibacterianos”. El primer libro sobre talasoterapia fue escrito en Oxford por el Dr. Richard Russell en 1753, y titulado El uso de agua de mar en las enfermedades de las glándulas. En él se describe cómo las personas y en especial los niños que habitaban en los pueblos costeros, tenían en general mejor salud que los del interior. Por eso recomendó los baños de mar e incluso la ingesta de agua marina, difundiéndose su uso en Gran Bretaña, Francia, Holanda y Alemania. En 1896, René Quinton (Paris, 1866-1925) realizó los primeros experimentos del uso del agua de mar en perros, y en 1897 se aplicó por vía intravenosa y bajo supervisión hospitalaria a un enfermo terminal, que se recuperó totalmente. Quinton demostró en la práctica el poder curativo del agua de mar y salvó miles de vidas al administrársela a pacientes graves en los dispensarios marinos.
Actualmente en algunos países como España, y cada vez más países de Hispanoamérica, se ha propuesto el uso culinario de agua de mar como complemento nutricional. En otros países como Japón, se han desarrollado múltiples emprendimientos en torno al agua de mar: entre ellos, su utilización en tratamientos médicos y como excipiente para la fabricación de productos farmacéuticos.
Sal de mesa o sal de mar
«El agua de los océanos está compuesta en un 96,5% de agua (H2O) y un 3,5% de minerales que, evaporado el 96,5% de H2O, devienen sales”, explica a Clarín la Dra. Maria Teresa Ilari Valentí, especialista en Medicina Interna y Directora de la Clínica Santo Domingo en Managua.
Además, agrega Valentí, el agua contiene cloro, sodio, magnesio, azufre, calcio, potasio, bromo, estroncio, flúor hierro, manganeso, cobre, sílice, yodo y fósforo, entre otros minerales.
Las sales provenientes del mar no tienen nada que ver con la sal de mesa: “El término ‘sal común’ se aplica a la sal obtenida de las minas en la tierra o por desecación en las costas”, dice la médica; y sigue: “Es necesario aclarar que esta sal, lavada, refinada y aditivada, no tiene nada que ver con el agua de mar cuyo sabor se debe a la combinación de todos los elementos antes mencionados, entre los que predomina por su sabor salado el ion sodio (Na), que en los océanos se encuentra disociado del cloro; son moléculas separadas”.
Diluida o pura
El agua de mar se bebe de dos formas: diluida o pura.
– Cuando está diluida se denomina isotónica. Se prepara con tres partes de agua potable y una de agua de mar, en un litro. Puede utilizarse como agua para beber o añadida a jugos e infusiones.
– En el caso del agua de mar pura, debemos hablar de agua hipertónica. Tiene una salinidad superior a nuestro organismo y se bebe para regular el tránsito intestinal, como digestivo, antes de las comidas para reducir el apetito y la ansiedad, para salar los alimentos antes de cocinarlos, como enjuague bucal o para tratamientos tópicos en forma de baño o apósitos.
Minerales contra la ansiedad
Según Ilari y Rodríguez Zía, tanto la sed como la ansiedad se originan por el mismo fenómeno: carencia de agua y de minerales en el organismo. El agua de mar provee ambos, agua y sales minerales, lo que ayudaría a controlar de manera natural y sin esfuerzos, la ansiedad y por supuesto la sed. “Todo apunta, y cada vez con más determinación, a que la ingesta de agua de mar en las formas que mejor acepta y agradece nuestro paladar, puede ser una de las más potentes herramientas que nos ayuden a luchar contra la obesidad y contra la hipertensión y la diabetes que la acompañan”, afirma Rodríguez Zía. Y continúa: “Por eso el aporte de minerales del agua de mar tanto en la cocina como en forma de bebida, es un freno poderoso a la obesidad”.
Cómo obtiene este beneficio
“Además de renunciar totalmente a la sal ordinaria y reemplazarla por agua de mar, conviene sustituir el agua de beber: cambiar el agua dulce por isotónica; porque con ella el organismo va ganando minerales y al detectarlo el paladar, experimenta una menor sensación de hambre. Si no fuese así, es recomendable concentrar el agua isotónica que se bebe, a unos momentos antes de cada comida (entre 15 y 20 minutos), porque de este modo se consigue una agradable sensación de saciedad que nos permite reducir la dieta sin el menor sacrificio. La solución de los problemas de anorexia y bulimia mediante el agua de mar se rige por los mismos parámetros que la cura de la obesidad. Los minerales son la clave”.
Otra aplicaciones curativas
Para las afecciones articulares, tipo reumatismo, artrosis, osteoporosis o artritis, se han recomendado tradicionalmente en Europa las aguas termales mineromedicinales, tanto en baños como en ingesta. La Seguridad Social de varios países europeos ha prescrito y financiado regularmente estos tratamientos. “El agua de mar, cuya composición mineral es la suma de todas las demás aguas mineromedicinales, ha demostrado una eficacia superior en el tratamiento de estas patologías”, afirman los especialistas en el libro.
El agua de mar también puede ser útil en el alivio de casos de constipación. “En cada persona el estreñimiento tiene un desarrollo y unas manifestaciones distintas, y por consiguiente el abordaje de este problema no puede ser el mismo para todos: hay quien con dos cucharadas de agua de mar hipertónica resuelve el problema, hay quien lo resuelve incluso con agua isotónica, y hay quien necesita el medio litro de agua hipertónica de una vez”, recomiendan desde el libro de Fundación Aquamaris.
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