Hallada una de las iglesias más antiguas del mundo?
Los científicos de la Universidad Nacional de Ciencia y Tecnología de Moscú, junto al Instituto de Física Piotr Lébedev de la Academia Rusa de las Ciencias y la Universidad Estatal de Daguestán, aplicaron una técnica no invasiva para explorar una estructura enterrada de la fortaleza de Narín-Kalá, en Derbent —ciudad del sur de Rusia—.
Las imágenes subterráneas se obtuvieron mediante una radiografía de muones —un tipo de partícula elemental masiva—, una técnica moderna de escaneado de la estructura interior de los materiales. Actualmente los datos obtenidos están siendo procesados.
© FOTO : ALINA POLYANINALa interpretación artística de la estructura enterrada en la parte noroccidental de la fortaleza de Narín-Kalá
Derbent hacia el año 700 d.C. Las pistas que llevan a esta conclusión son la planta cruciforme del edificio, los restos de puertas cegadas y la orientación
de los muros de la estructura respecto a los puntos cardinales.
Sin embargo, no todos los arqueólogos están de acuerdo con esta interpretación y resulta complicado solucionar la disputa mediante una excavación de los restos. Las precauciones de los arqueólogos se deben a que una excavación de la fortaleza —que es Patrimonio Cultural de la UNESCO— podría comprometer la estructura de los muros, que llevan comprimidos por la tierra desde hace siglos.
No obstante, los científicos de la MISiStienen la posibilidad de ‘escanear’ el edificio mediante una radiografía de muones para descubrir qué aspecto tenía realmente esta estructura. Este método ya fue usado con éxito en el descubrimiento de la cámara oculta de la pirámide de Keops.
Recientemente, el equipo de la catedrática de la MISiS y doctora en ciencias físico-matemáticas, Natalia Polúgina, desarrolló unos detectores de trazas que permiten no solo ver los muones, sino también determinar con un alto nivel de precisión la dirección de su movimiento. Al descifrar los datos de estos detectores se puede crear un cuadro tridimensional de las estructuras más diversas, desde huecos de un metro en el subsuelo hasta el trazado de las cuevas en una montaña.
La técnica de la radiografía de muones consiste en registrar la densidad del flujo de muones. Los muones son unas partículas elementales inestables con la carga eléctrica negativa que nacen en las capas densas de la atmósfera y tienen una vida efímera, aunque durante su vida consiguen atravesar toda la atmósfera de la Tierra (cada metro cuadrado de la superficie de nuestro planeta recibe 10.000 muones por minuto) y penetrar incluso hasta unos 8,5 kilómetros de profundidad en el agua o dos kilómetros en el subsuelo.
Cuanto más denso es el material superficial, más rápido se debilita el flujo de muones. Por eso si interponemos entre el ‘espacio ultraterrestre’ y el detector un objeto duro, en el detector se revelará con el tiempo la silueta del objeto explorado. Si el objeto tiene huecos, también se verán, ya que los muones que los atraviesan han de superar una capa menor de material duro.
La experta y catedrática de la MISiS, Natalia Polúgina, es una de las especialistas más reputadas en el mundo en cuanto al uso de esta técnica y ahora supervisa la instalación de sensores de muones en el Gran Colisionador de Hadrones como parte del nuevo experimento SHiP (Search for Hidden Particles), en el que la MISiS participará junto a los 40 principales centros de investigación de todo el mundo.
El estudio preliminar de la fortaleza realizado por los especialistas de la MISiS y el IFARC sobre los mapas topográficos indica que esta metodología será eficaz para certificar la naturaleza de esta estructura. Cabe destacar que con esta técnica se distinguen materiales con un 5% de diferencia en su densidad, lo cual permitirá ‘ver’ también el exterior del edificio.
FUENTE