Europa ha pasado de la gran escasez a la gran abundancia de gas
El mercado energético es una montaña rusa. Si el pasado agosto el índice de referencia del gas marcó un precio récord de 342 euros el megavatio hora, ahora se habla casi de lo contrario. Las reservas de gas europeas están tan llenas que el precio está cayendo drásticamente. Tanto que ya hay previsiones que sitúan el precio del gas casi en cero, o incluso por debajo. Un drástico cambio que puede durar poco, pero condiciona toda la estrategia de Europa en materia energética de cara a este invierno.
El precio del gas ya ha caído más de un 70%. Por primera vez desde junio, el precio del TTF ha caído por debajo de los 100€/MWh. En estas semanas hemos visto una caída enorme en el precio del gas, sobre todo en comparación con el precio del verano donde su escasez y la alta demanda provocó que el precio se disparase.
Si nos fijamos en el índice de referencia español, el MIBGAS, es todavía más bajo. La semana pasada cayó por debajo de los 40€/MWh, dejando sin aplicación el tope del gas de la Península Ibérica.
Y más que tiene que hacerlo. Europa ha completado sus reservas para este invierno. De hecho ahora la mente ya está puesta en 2023. Unido a que estamos en un otoño tranquilo a nivel de temperaturas ha provocado que el coste del gas está bajando enormemente.
Según Enagás, esta situación se mantendrá al menos hasta principios de noviembre. Unas semanas de tranquilidad donde las previsiones indican que continuará derrumbándose el precio.
Todo lo que sea más de 20€/MWh es excepcional. Lo que estamos teniendo estos meses con el gas es completamente excepcional. La guerra de Ucrania ha roto el sistema energético, pero lo habitual antes de ella es que el gas no costase más de 20€/MWh. Ahora mismo hablamos que el gas está barato, pero es en comparación con los últimos meses. Si lo comparamos con los precios históricos de la última década, el gas sigue estando muy caro. Aunque poco a poco se va acercando a lo que habitualmente costaba.
Un pez que se muerde la cola. La situación con el gas está alcanzando ese punto donde ya es insostenible que tenga un precio tan elevado. Estas semanas hay decenas de barcos transportando gas natural licuado que están dando vueltas sin encontrar un puerto donde descargar. Tienen dos opciones: esperar a que se acerque el invierno para que haya sitio en los almacenes (y el precio vuelva a subir) o darse por vencidos y vender el gas en otros mercados (ayudando a que el precio pagado sea más bajo).
Precios incluso negativos. La capacidad de almacenamiento es limitada y esto también tiene un impacto en los costes. Ahora mismo el precio del almacenamiento del GNL en los principales puertos está disparándose. Se espera que a medida que llegue el frío se empiece a dar salida a estas reservas, pero las previsiones es que las temperaturas van a seguir altas entrado el mes de noviembre.
Es una tormenta perfecta cuyo impacto en el precio es que podría hacer incluso que el precio del gas sea negativo. Es decir, las empresas estarían incluso dispuestas a pagar porque el gas vuelva a fluir y el mercado del gas se descongestione.
Diciembre está asegurado. Principios de 2023 no tanto. Desde 2004, España tiene la obligación de mantener una reserva equivalente a 20 días de consumo. Desde el próximo de noviembre, estas reservas mínimas deben ser de 27,5 días. Estas cifras son las obligatorias, pero las reservas de España están cerca del 100%. Esto supone que España tiene gas para unos 50 días. Es decir, aunque llegase el frío extremo y Rusia no enviase nada, nuestro país podría aguantar el mes de diciembre echando mano de nuestro gas almacenado.
A partir de aquí entramos en el terreno de lo desconocido. Las reservas están llenas, sí. El precio ha caído, también. Pero una vez pasado este tiempo la historia puede volver a cambiar. Si el invierno es suave, probablemente las reservas sigan llenas de cara a principios de 2023 y el precio podrá ser bajo. En cambio, si el invierno empieza a ser duro y las reservas se agotan, esta dinámica podría volver a cambiar de cara a febrero-marzo. La guerra de Ucrania no solo afecta al precio, también a la volatilidad. Atrás quedan los días tranquilos cuando el precio era muy predecible.
Imagen | 2happy
FUENTE
XATAKA