Esta es la desconocida razón por la que el Coliseo de Roma ha llegado hasta nuestros días
Un estudio apunta a que los romanos construían los cimientos de sus teatros según un patrón antisísmico
Los descubrimientos en torno al increíble legado arquitectónico romano no cesan y la capacidad de asombrarnos de su ingeniería, tampoco.
Sus teatros y anfiteatros son una buena muestra de ello. Con más de 2.000 años a sus espaldas, son unas de las construcciones más antiguas y mejor conservadas que han llegado hasta nuestros días. Y el mérito es mucho mayor si se tiene en cuenta que la mayoría de ellos se encuentran en territorio sísmicamente activo.
El límite tectónico entre las placas euroasiática y africana ha provocado que sufran numerosos terremotos que han resultado demoledores para otras edificaciones. Así, el Coliseo romano, que ha sufrido severos temblores que le causaron graves daños en los años 801, 847 y 1349.
Ahora, un estudio liderado por Stéphane Brûlé y los ingenieros civiles de la empresa Ménard de Lyon, junto con investigadores del Instituto Fresnel de Marsella, ha puesto de manifiesto que la razón de que continúen en pie está en el subsuelo.
Estos especialistas estaban investigando cómo la forma de ciertas estructuras por encima o por debajo del suelo puede proteger edificios y distritos de los terremotos. Sus diseños están inspirados en pequeños dispositivos modernos de «encubrimiento» o capas de invisibilidad, que despliegan una serie de barreras para impedir que las ondaslleguen a un área en particular.
En esos momentos, Brûlé se encontraba de vacaciones contemplando los restos arqueológicos de la ciudad de Autun, en el centro de Francia, cuando vio una fotografía aérea que mostraba los cimientos de un teatro galo-romano enterrados bajo un campo justo al lado de la carretera. Al contemplar la estructura semicircular que formaban, pensó que tenía una extraña semejanza con la mitad de una de las mencionadas capas de invisibilidad.
Así lo confirmó una foto de un estudio arqueológico más detallada que superpusieron a una capa de invisibilidad de 20 centímetros de diámetro construida por Brûlé y sus colegas del Instituto Fresnel: los pilares del teatro y los elementos de la capa estaban casi completamente alineados.
Lo mismo ocurría con los patrones de los cimientos del Coliseo de Roma y de otros anfiteatros circulares, por lo que estos especialistas señalan que podrían haber proporcionado una protección indirecta contra los seísmos, al desviar las ondas sísmicas en torno a la arena.
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