En cada uno de estos puntos hemos encontrado monedas romanas
La pregunta es: qué demonios pasa con Sri Lanka
De Cork a Okinawa, del óblast de Kurgán a Matarán, el mundo está lleno de monedas romanas, sí. Pero Sri Lanka se lleva la palma
En Oxford, hay todo un equipo de gente poniendo puntitos en un mapa. 15.202 puntitos que representan 15.202 ‘tesoros de monedas romanas’. 5.986.657 de monedas acuñadas entre el 30 antes de Cristo y el 400 d.C. que han sido encontradas, validadas y documentadas por todo el mundo.
El mapa es alucinante y da una visión muy certera de qué fue realmente el poder económico del Imperio. Se han encontrado tesoros en Yemen, en los Urales y hasta en la prefectura de Okinawa en Japón.
Sin embargo, lo que más llama la atención es Sri Lanka y el sur de la India. ¿Cómo es posible allí miles de monedas romanas?
¿Qué hace una moneda como tú en un sitio cómo este? Sorprende, sobre todo, porque repasando el mapa podemos ver que en la península arábiga, Irán o Pakistán no hay apenas ningún tesoro. Es más, siguiendo la «ruta de la seda» (una ruta que sabemos que los romanos transitaron y utilizaron a menudo) tampoco hay demasiados tesoros.
Y es que el sur de la India está muy lejos. Sobre todo, si tomamos como referencia los puertos romanos (que se concentraban en el mar rojo y, durante algún tiempo, en el golfo pérsico). Lo lógico, como ocurre en la subida del Nilo o en la ruta de la seda hasta China, es que viéramos un «línea de puntos» (más o menos definida) que conectara el Imperio con los destinos finales, pero no es el caso.
Hemos encontrado cosas en torno al estrecho del Mandeb y en la costa arábiga del estrecho de Ormuz; pero nada más hasta Guyarat, ya en la India. ¿Por qué hay tantísimas monedas tan lejos de Roma?
La clave está en el tiempo. En el tiempo atmosférico. Los romanos utilizaban los monzones (un tipo de vientos estaciones características del océano Índico) para navegar desde sus bases navales hasta los reinos tamiles del sur de la India. Aquellos reinos tenían intensas relaciones comerciales con Indochina e Indonesia.
De esa forma, los barcos romanos llegaban cargados de cristalería, vino, oro y plata y volvían, meses después (cuando el tiempo era propicio), cargados de especias, perlas, marfil y otros productos exóticos. Se cree que en Muzuris, uno de los grandes puertos del subcontinente en ese periodo, había un templo dedicado a Augusto. O sea, que la colonia romana era numerosas y posiblemente estable.
Esto encaja muy bien con el mapa, la verdad. Porque, recordemos, no marca sitios donde se han encontrado monedas de forma aislada. Marca el hallazgo de ‘tesoros’ y para trasportar grandes cantidades de monedas es mejor un barco que cualquier tipo de transporte de carretera de la época.
El caso de Sri Lanka. En la antigua isla de Ceilán se suman, además, dos grandes oleadas comercailes con Roma. La primera durante el siglo I (como el resto del subcontinente indio) y la segunda ya a partir de Constantino en el siglo IV. Eso (y la relativa estabilidad del reino ceilandés hasta la llegada de los europeos siglos más tarde) fue lo qe ha facilitado la conservación de tantísimas monedas.
FUENTE
XATAKA