El misterio de la flota desaparecida de los templarios que pudo llegar a América antes que Colón
Un misterio más de los templarios: En 1307, una docena de barcos de la Orden del Temple salieron de Francia huyendo de la persecución de Felipe IV. Nunca se los volvió a ver y, a día de hoy, su paradero sigue intrigando a los historiadores
Desde que nacieron en 1118 con el objetivo de proteger a los peregrinos cristianos que viajaban a Tierra Santa, los templarios se han hecho famosos por la leyenda negra que les rodea. Un mito que comenzó cuando –apenas con dos siglos de existencia- el grupo fue perseguido y aniquilado debido a la envidia que suscitaban su poder y su riqueza en monarcas y clérigos. No obstante, y aunque una buena parte de las cosas que se cuentan sobre ellos son meras invenciones, sus caballeros sí dejaron en la Historia algunos misterios que, todavía hoy, desconciertan a los expertos. Uno de ellos se sucedió el 13 de octubre 1307 cuando –perseguidos y amenazados por el rey de Francia Felipe IV- multitud de estos soldados tuvieron que huir en una docena de barcos del puerto de La Rochelle (en Francia) para evitar ser capturados. Aquella armada, que salió al Atlántico enarbolando la cruz roja de la Orden del Temple, desapareció sin dejar rastro en las aguas y, en la actualidad, se desconoce su paradero. Se cree, incluso, que pudo llegar a las Américas antes que Colón.
El nacimiento de la Orden del Temple
Hubo un tiempo, mucho antes de hacerse populares debido a las leyendas y a los rumores, en que los Templarios no eran más que unos pocos caballeros dispuestos a defender los intereses de los peregrinos en Tierra Santa. Corría por entonces el siglo XII, una época en la que Jerusalén -la ciudad sagrada en la que había muerto y resucitado Cristo- se encontraba en poder de los musulmanes (creencia que también la consideraba sagrada). Con todo, para los cristianos este hecho no suponía un problema mayor que el de la honra, pues los seguidores de Mahoma no solían poner límites a los peregrinos de otras religiones a la hora de acceder a la urbe y rendir culto a sus deidades. Sin embargo, este ambiente de aparente calma cambió según se fue haciendo más difícil para los europeos llegar hasta la actual Israel debido a la expansión de los turcos selyúcidas. Y es que, estos no solían desaprovechar la ocasión de robar y asesinar a muchos de los viajeros para hacerse con sus posesiones. Y todo ello, además, arrebatando regiones a los reinos que profesaban la fe de Cristo.