El dolmen de Guadalperal será vigilado periódicamente por arqueólogos subacuáticos
Un equipo del IPCE ha constatado el «buen estado de la piedra» y ha reforzado la estructura para evitar el deslizamiento de las losas verticales
Raíces de Peraleda insiste en la necesidad de rescatar al dolmen del agua, avalada por otro experto
La Junta de Extremadura y el Ministerio de Cultura realizarán inspecciones periódicas para garantizar la conservación del dolmen de Guadalperal, en las que participarán arqueólogos del Museo Nacional de Arqueología Subacuática ( ARQVA).
El Grupo de Trabajo constituido para la conservación del dolmen de Guadalperal ha finalizado los trabajos de reconocimiento y estabilización del conjunto megalítico antes de que las aguas vuelvan a cubrir el yacimiento, que está en el fondo del pantano de Valdecañas.
A partir de ahora, la Junta de Extremadura y los ministerios de Cultura y Deporte y para la Transición Ecológica harán un seguimiento periódico del estado del dolmen para determinar nuevas medidas de protección.
El pasado 23 de septiembre un equipo del Instituto de Patrimonio Cultural de España (IPCE), integrado por un geólogo, un arqueólogo, una restauradora y un arquitecto, se desplazó al dolmen de Guadalperal para realizar catas de limpieza.
También se intervino sobre los ortostatos (bloques/losas verticales) con menor superficie de asiento, señalados en las visitas previas realizadas el 3 y el 10 de septiembre.
Este equipo ha constatado el «buen estado de la piedra» y ha reforzado la estructura para evitar el deslizamiento de los ortostatos, según han informado este miércoles en una nota.
La intervención ha consistido en la mejora de las bases de los ortostatos con sucesivas hiladas de ladrillo de tejar, un material que, por su geometría, permite la configuración de estructuras estables para paliar el posible deslizamiento de las piezas. Por otro lado, su uso no altera el conjunto y hace posible revertir fácilmente la actuación en el futuro, sin afectar al yacimiento.
El uso de sacos de arena se descartó, puesto que su utilización en labores similares realizadas en otros dólmenes sumergidos en embalses extremeños, como en el caso de Alqueva, no ofrecía las garantías de durabilidad y conservación necesarias.
Las catas han constatado el papel estabilizador de la costra que cubre la superficie de la piedra, que ejerce de protección natural y evita así el deterioro de la estructura.
El estado de la piedra se encuentra directamente ligado con su naturaleza litológica y no se han hallado alteraciones reseñables en los materiales cuarcíticos, mientras que el deterioro de los granitos y metagrauvacas es muy heterogéneo, con múltiples causas que requieren de tratamientos diferenciados.
Jornada informativa abierta
Con el objetivo de explicar los trabajos de conservación realizados hasta ahora y las propuestas que se desarrollarán en el futuro, técnicos del grupo de trabajo se desplazarán en las próximas semanas a la zona para celebrar una jornada informativa abierta.
Las actuaciones sobre el yacimiento se iniciaron en agosto, a partir de la visita al conjunto megalítico de los técnicos de la Junta de Extremadura, además de la colaboración de la Universidad de Extremadura.
Posteriormente, el 18 de septiembre se formó en Madrid un Grupo de Trabajo. Este grupo, constituido formalmente este miércoles con una resolución firmada por el director general de Bellas Artes, Román Fernández-Baca, persigue varios objetivos. Entre ellos, destaca llevar a cabo el análisis y estudio de riesgos y de conservación del patrimonio arqueológico y territorial de la zona, así como elaborar un programa integral de recuperación y puesta en valor del sitio arqueológico como recurso turístico de la zona.
Todos los expertos han considerado que el traslado del conjunto megalítico en este momento supondría una pérdida irreversible del contexto histórico-arqueológico.
Voces discrepantes
La asociación Raíces de Peraleda recela de las medidas tomadas por la Junta y Cultura para la protección del dolmen y sigue sosteniendo que «si se deja en el agua corre peligro de desaparecer en unos cuantos años». En una nota, muestra su sorpresa por la valoración del estado de conservación de las piedras, ya que «la AGEx (Asociación Geológica de Extremadura) afirma que más de la mitad de los ortostatos presentan un grado de deterioro muy grave a causa del agua».
«Si el pantano sigue en su sitio y el dolmen en el suyo, la destrucción del dolmen parece segura», subraya, instando una vez más a sacarlo del agua para protegerlo y convertirlo en un recurso turístico que podría ser el motor del desarrollo turístico de la comarca. Raíces de Peraleda ha conseguido reunir ya más de 43.000 firmas en Change.org para «salvar el Dolmen de Guadalperal antes de que sea demasiado tarde».
El arqueólogo y restaurador Miguel Ángel López Marcos ha mostrado su apoyo a la asociación con un escrito en el que destaca el «pésimo» estado de conservación del dolmen y afirma que «la ubicación del entorno y el contexto arqueológico se rompió hace más de 50 años» al quedar inundado desde 1963 en el embalse de Valdecañas.
La situación «sería menos perjudicial si se garantizase que siguiera el dolmen sumergido para siempre bajo el agua», continúa López Marcos, ya que al estar en un emplazamiento cerca del borde se ve «afectado por oleajes o procesos de crecida y sequía, que harán que la evaporación empuje las sales hacia afuera, o los procesos de criogenización (hielo-deshielo), que agrandarán las grietas cada vez más por el aumento de volumen del hielo, como ya se ve en algunos ortostatos hasta la destrucción total».
«Como profesional de la conservación/restauración y especialista en la conservación del patrimonio creo que la única forma de preservar el dolmen a las generaciones futuras es el traslado de toda la estructura a lugar seguro», sostiene antes de señalar que existen medios para desplazar y representar al milímetro tanto el dolmen como el relieve de la zona que sea necesario. «Estas operaciones son normales y habituales en situaciones de peligro como ésta, desde hace tiempo, dentro y fuera de España», recuerda López Marcos, convencido de que si se mantiene en su situación actual, «es posible que se haya protegido ese supuesto contexto arqueológico, pero sólo durante unos años. Después no habrá restos ni contexto, ni herencia para futuras generaciones, si no un triste recuerdo fotográfico».
FUENTE