¿Cuanto sabes de Lilith, la primera mujer?
¿Cuál es el origen de esta enigmática mujer cuya presencia ha permeado a lo largo de los siglos y las culturas? Lo mismo se le puede contemplar en el arte actual, en la literatura, que en videojuegos, series, conciertos o en las plataformas más populares de internet.
Su identidad femenina es tan contundente que se ha convertido en un ser ontológico casi perfecto. Su nombre significa en términos sencillos “espíritu del viento”, debido a que fue imaginada como un ser alado que se escapa elevándose ante cualquier intento de dominarlo o poseerlo, aunque el origen de este ente mitológico es aún controvertido.
En entrevista para Contenido el maestro Luis Armando Martínez considera que el nombre original podría ser Lilitu, y la composición, voz hebrea, aunque para él, el mito se construyó a partir de dos raíces: “La diosa como tal es de origen sumerio, probablemente previa a la escritura, lo que podría darle 7,000 años de antigüedad. La tradición judía absorbió distintos mitos del mundo sumerio, arcadio y sirio ─el mito por excelencia es el Diluvio, al cual en una primera versión más allá de lo bíblico lo encontramos en el Poema de Gilgamesh. Comienza con la historia del árbol Huluppu, un mito del siglo de la diosa Inanna o Ishtar [raíz de estrella y star]. Se dice que a Inanna le regalaron un árbol del Éufrates y ella lo sembró para que de su madera hiciérase un trono. Cuando revisó la semilla se encontró con que en las raíces habitaba una serpiente, en la copa el pájaro Apsu (un ave terrible) y en medio del árbol, Lilith. La diosa Inanna le pidió a Gilgamesh que se deshiciera de estos personajes siniestros. El héroe lo logra─, y la volvemos encontrar en diversos fragmentos de mitos hebreos ─el más famoso es el que presupone a Lilith como la primera esposa de Adán─, y eso se debe a los cabalistas que buscaban comprender el Antiguo Testamento con una lectura casi literal, buscando qué dice al pie de la letra”.
El origen quizá más atractivo sea aquel propuesto por los cabalistas. En dicha interpretación destacan dos pasajes indispensables: en el primero (Génesis 1:27) se dice que Dios hizo a los seres humanos, hombre y mujer, y los creó al mismo tiempo; en el segundo (Génesis 2:6-2:7), presenta a Eva. Mientras Adán duerme, Dios le extrae una costilla para darle una compañera. “Ante esta inconsistencia en el texto bíblico, los cabalistas concluyeron que debía tratarse de otra mujer primigenia, sincrónica, muy distinta a Eva, quien rechaza la postura supina que le ofrece Adán en la cópula, y tras proferir el nombre sagrado del dios le brotaron alas y voló a la región sagrada del mar Rojo. Ahí conoció a un príncipe demonio de nombre Samael, con el que copula y tiene descendencia. Al no amar a Adán, Dios no puede obligarla a permanecer con él. Por consecuencia, surge Eva, una mujer diacrónica. Para hacerla notar como mujer terrible había que hacerla lujuriosa, aunque nunca pudieron expulsarla del paraíso”, señala el también licenciado en Filosofía Luis Armando Martínez.
“Al final tenemos otro problema con relación a Dios: si Él enfrenta a Lilith, ella estaría a su nivel, porque Él no puede hacer que regrese con Adán, puesto que no lo ama. El otro problema es la representación de la mujer, en el texto bíblico, con una intención secundaria en la historia, contrastando por un lado la mujer libertaria que usa su sexualidad con criterio y responsabilidad, con la, posiblemente, mujer sumisa que le hace sombra al hombre”, agrega Martínez.
Sicaria alada
Parte de la enseñanza sexual hebrea recae, según nuestro entrevistado, en el rito de la circuncisión. Esta se practica en el infante a los ocho días de nacido; si en esos ocho días muere, lo que hoy conocemos como muerte de cuna, quiere decir que Lilith tuvo poder sobre él y se lo llevó. Pero si el nombre de Dios, que es la circuncisión en el falo masculino, logra cicatrizar, entonces Lilith ya no podrá tener efecto sobre ese muchacho. Esto motivó otras prácticas como el uso de amuletos para ahuyentarla, los cuales consistían en una serie de objetos que bajo las cuna o almohadas de los bebés alejaban al súcubo. “Esa noción del amuleto en los bebés de cuna terminó en los zapatitos que cuelgan del espejo retrovisor de taxis y microbuses. Es decir, superó a la tradición judía y pasó a lo cristiano”, de acuerdo con el especialista en Religiones del mundo, Luis Armando Martínez. En otras regiones del orbe la música fue el amuleto per se, para dar paso a la larga tradición de los lullaby o canciones de cuna.
Según leyendas y supersticiones medievales se entiende por súcubo al espíritu, diablo o demonio que tiene comercio carnal con un varón bajo la apariencia de mujer. Para algunos autores Lilith se alimenta del semen de los hombres que duermen solos. “Era la manera de explicar las eyaculaciones nocturnas. Suena chistoso porque la diosa Inanna es la que busca el esperma pero no se va a ensuciar las manos, entonces manda a su ‘sicaria’, Lilith, y ella va a buscar a los varones que duermen solos, para llevárselo a la diosa”, explica el maestro Martínez. También agrega que para la tradición hebrea el semen es la materia prima para crear demonios, a los que se conoce como lilims.
Su fama de súcubo y el único castigo divino que recibió ─no poderse reflejar─ han hecho de esta mujer la posible madre no sólo de lilims, sino que también de un sinnúmero de vampiros.
Rostros de La reina de la noche
El también docente de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán brinda a nuestros lectores un abanico iconográfico de la imagen de la madre de los vampiros:
Dentro de la iconografía sumeria, quizá la más antigua en donde figura alguien muy similar a Lilith, encontramos la representación de una mujer desnuda, con alas, pies de ave de rapiña, con dos figuras leoninas o chakales, y dos búhos a su lado. “Ataca en soledad, en el desierto, de noche, y no toca el piso, su poder esta sobre la cabeza humana, tiene poder sobre lo aéreo del hombre. La lujuria llega por la cabeza y no podemos dejar de pensar. Hoy en día sabemos que la pornografía actúa como una droga”, afirma el maestro Martínez. Cabe mencionar que “cuando de un mundo politeísta, un panteón de muchos dioses y demonios, pasamos al monoteísmo, todo se concentra y condensa, es la idea de la estabilidad. Dios da estabilidad, el cielo da estabilidad, pero lo demoniaco y lo terrenal son inestables”.
En cambio, la iconografía renacentista la convirtió en ofidio, o serpiente, a menudo en compañía del árbol del fruto prohibido.
Goethe, Milton, Dante son algunos de los autores que recuperan este símbolo dentro de la literatura moderna, pero hacia finales del siglo XXI, existen hasta álbumes de rock y heavy metal dedicados en su totalidad a la sensual deidad.
La cultura gótica la pintó pelirroja debido a que en la tradición celta existen hadas de cabellos rojizos, especialmente irlandesas, a quienes se les atribuye calor. Esta representación gráfica alienta su condición sexual, e igualmente se presenta desnuda, alada, sólo que con el cuerpo tatuado y muchas veces frente a un espejo sin reflejo.
FUENTE
http://contenido.com.mx/2019/03/que-tanto-sabes-de-lilith-la-primera-mujer/