California ya ha sacrificado más de un millón de pollos en los últimos meses: seguimos teniendo problemas para contener epidemias
Durante 2018 y lo que llevamos de 2019, California ha estado luchando por contener un enorme brote viral altamente contagioso que puede afectar a todas las especies de aves, pero que se ceba especialmente con las gallinas. En seres humanos no es grave y, en el peor de los casos, solo llega a provocar conjuntivitis y fiebre débil.
Pero el virus de Newcastle descontrolado puede tumbar la industria aviaria estatal y comprometer el suministro de huevos de millones de personas. Por eso, con la oposición de vecinos, granjeros y activistas animales, las autoridades californianas han matado a 1.200.000 aves. Muchas de las cuales no mostraban síntomas o aún no estaban infectadas.
¿Un tema local o un test preliminar de cómo ha evolucionado la capacidad de los países desarrollados para contener una epidemia?
No es fácil ser pollo en el sur de California
¿Tan seria es la enfermedad de Newcastle? Bastante, sí. Fue descubierta en Newcastle upon Tyne (Inglaterra) en 1926, aunque ya había aparecido (y hecho estragos) en muchos lugares. España, ahora mismo, se considera libre de la enfermedad, pero en 1999, cuando se encontró el virus en una explotación de faisanes, perdices y codornices del País Vasco, se puso en marcha una serie de medidas de control que tuvieron a todo el norte de país en cuarentena durante seis meses. Y fue un brote casi anecdótico.
Pero en Estados Unidos tienen experiencias ‘recientes’ sobre qué aspa cuando el Newcastle se descontrola: En 1971 un brote obligó a las autoridades a sacrificar 12 millones de aves, costó 56 millones de dólares y amenazó seriamente el suministro total de huevos y aves de corral de todo el país. A principios de los años 2000, otro brote en Arizona, Nevada y Texas obligó a declarar el estado de emergencia y se llevó a 3,2 millones de pájaros con un costo que rondó los 161 millones.
1.200.000 pollos muertos. Las autoridades han encontrado el virus en 444 hogares, granjas o negocios del sur del Estado. Pero como, no hay tratamiento, ni existe una base de datos central que detalle los más de 100,000 dueños de pollos de la región, las medidas para frenar el brote han obligado a los técnicos a visitar casi 150,000 hogares y docenas de tiendas de alimentos y eventos comunitarios. También han dado más de 100 charlas en iglesias, clubs, escuelas y centros municipales.
La revuelta de los pollos. Las expectativas no son buenas. Los dos brotes anteriores duraron, respectivamente, 19 y 11 meses. Y el de California va por el mismo camino. El condado de Los Ángeles y buena parte de los condados de San Bernardino y Riverside han estado en cuarentena durante meses. Eso significa que no se puede mover una sola gallina sin exponerse a sanciones muy considerables. Esto ha sido la ruina de un sector que se ha echado a la calle acompañado por cientos de californianos que tenían explotaciones privadas y también se han visto afectadas.
Las epidemias en un mundo cada vez más complejo. Está claro que esto puede parecer un tema local porque lo es. Pero ver los problemas con los que el motor tecnológico del mundo hace frente a un brote relativamente inocuo, nos da claves muy interesantes sobre todo lo que nos queda para estar preparados para las epidemias que vendrán.
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