Auschwitz tiene una inquietante idea para prevenir los contagios. Desinfectar a sus visitantes
Hasta que la humanidad disponga de una vacuna parece abocada a extremar las precauciones en todos los lugares públicos. Las mascarillas, los hidrogeles, la distancia de seguridad e incluso los guantes de látex parecen haber llegado para quedarse. Al menos durante una temporada. Para muchos la transición será difícil. Para otros tendrá connotaciones inquietantes.
Auschwitz. Es el caso del Museo de Auschwitz-Birkenau, en Polonia. Las restricciones impuestas por el gobierno provocaron su cierre en el pico de la pandemia. Ahora, dos meses después, se prepara para su reapertura. Una de las medidas barajadas por la dirección pasa por instalar puertas «sanitarias» a la entrada del recinto. Puertas que rociarían a los visitantes con spray desinfectante.
Rociar. Desinfección. Auschwitz. La asociación con las atrocidades de los nazis, obsesionados con la idea de «desinfectar» Europa, es inmediata.
Otras medidas. Las autoridades del museo parecen conscientes de ello. Pero los beneficios parecen superar a los espectros del pasado. «Nos alegra ser el primer museo del mundo en aplicar esta medida tan innovadora», ha explicado su director, Piotr Cywiński. Junto a la puerta, se introducirán otras medidas de higiene, tales como la reducción del aforo, la obligatoriedad de la distancia social o la instalación de lavabos contactless.
Método. El funcionamiento de la puerta, diseñada por la Universidad Tecnológica de Silesia, es sencillo. Cuando un visitante cruza su umbral, es rociado por un desinfectante de peróxido de hidrógeno, menos agresivo que las soluciones de cloro utilizadas en los hospitales polacos. Unas señales luminosas indican al turista los pasos a seguir. La versión de Auschwitz será más espaciosa y rápida que la original, diseñada para desinfectar los trajes especiales de los sanitarios.
Cierres. Más allá de los paralelismos históricos, la medida de Auschwitz-Birkenau es una de las muchas que deberán aplicar los museos si desean retomar la normalidad. Sus perspectivas para 2020 son calamitosas: se prevé que alrededor del 12% del sector baje la persiana y que en torno al 30% recorte en personal e inversión. Espacios cerrados repletos de turistas que maximizan el aforo disponible para ser rentables.
La clase de negocio especialmente afectado por el coronavirus. Con más de 2,3 millones de visitas anuales, Auschwitz tiene una posición privilegiada para capear el temporal. No abrirá hasta julio.
Polémicas. El antiguo campo de concentración opera hoy como símbolo de los horrores cometidos durante la Segunda Guerra Mundial, pero también como polémica. La «Ley del Holocausto» aprobada por Polonia en 2018 colocó al museo en una posición difícil, al criminalizar cualquier asociación de Polonia con los crímenes nazis. Una visión de los hechos disputada agriamente tanto por Rusia como por Israel.
Imagen: Auschwitz-Birkenau
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