1001 batallas que cambiaron la historia – Caída de Jerusalén (587 a.c.)
Corría el año 587 a.C cuando el rey Nabucodonosor y las hordas babilónicas llevaron a cabo la destrucción del Primer Templo de Jerusalén, construido (según fuentes bíblicas) por el rey Salomón en torno al siglo X a.C.
Recientes hallazgos llevados a cabo en una excavación arqueológica podrían arrojar algo de luz acerca de la situación de Jerusalén previamente a su caida ante el coloso babilónico.
Jerusalén arrasada
La toma de Jerusalén, llevada a cabo por el Imperio Babilónico a principios del siglo VI a.C, supuso el exilio para un número elevado de los habitantes de esta sagrada ciudad, así como la esclavitud para tantos otros.
Fueron muchos los años que el Reino de Judá se vio obligado a defenderse del afán expansivo del titán babilonio, el cual había fijado su mirada en la riqueza de este reino mesopotámico.
Durante el gobierno de Nabucodonosor se decidió finalmente lograr la conquista de Jerusalén. Con dicho fin tuvo inicio en el año 589 a.C un asedio que se prolongó en el tiempo por espacio de dos años. Finalmente, en el 587, las defensas de la ciudad de Salomón cedieron ante el empuje de uno de los ejércitos más belicosos y eficientes de la antigüedad.
Nabuzardán, general de la guardia real, fue aquel a quien se le encomendó la destrucción de Jerusalén. Fruto de dicho mandato el templo, levantado casi cuatrocientos años antes, fue expoliado y reducido a la nada.
Como señala González Echegaray en su obra « Pisando tus umbrales, Jerusalén: historia antigua de la ciudad» la pérdida de la emblemática ciudad llevó a la creación de un salmo que ejemplifica a la perfección el dolor que implicó para los judíos tal acontecimiento:
«Oh Dios, los gentiles han invadido tu heredad,
han profanado tu santo templo,
han dejado en ruinas Jerusalén;
han dado los cadáveres de tus siervos
como pasto a los pájaros del cielo…»
El desarrollo del sitio aparece relatado en el Segundo Libro de los Reyes, el libro de Jeremías, el de Ezequiel y el de las Lamentaciones (atribuido a Jeremías). Las crónicas babilónicas, en escritura cuneiforme, mencionan el hecho,6 como también agunos escritos administrativos. El historiador judío del siglo I, Flavio Josefo, relata el asedio basándose en la Biblia y la obra, perdida, del sacerdote caldeo Beroso, quien escribió en griego en el siglo III a. C. Numerosas cartas halladas en la ciudad judaíta de Laquís, permiten contextualizar el período previo a la caída del reino.
Después del asedio de 597 a.C, el rey babilónico Nabucodonosor confirmó a Sedecías como rey tributario de Juda, a la edad de veintiún años. Al poco tiempo, Sedecías se rebeló y selló una alianza con el faraón egipcio Jofrá. Nabucodonosor respondió con la invasión de Judá y el asedio de Jerusalén en diciembre 589 a.C. Durante este sitio, cuya duración varió entre los 18 o 30 meses, «cada mal golpeo a la ciudad, la cual bebió la taza de la furia de Dios». En 587 o 586 a.C, el ejército de Nabucodonosor abrió una brecha en las murallas de Jerusalén, conquistando así la ciudad. Sedecías y sus seguidores intentaron huir pero fueron capturados en las llanuras de Jerico y llevados a Ribla. Allí, después de ver como ejecutaban a sus hijos, Sedequias fue cegado y llevado como prisionero a Babilonia, donde permaneció hasta su muerte.
Después de la caída de Jerusalén, el general babilónico Nebuzaradán, hizo arrasar la ciudad, después de saquearla y destruir el templo de Salomón. La mayor parte de la élite de la ciudad fue deportada a Babilonia, pero varios pobladores, sobre todo aquellos que habían sido leales al imperio como Jeremías, permanecieron en el país.
Godolías, un noble judaíta, fue designado gobernador del territorio, en adelante conocido como Yehud, con una guarnición babilónica apostada en Mizpah, la nueva capital.
Según el Libro de Jeremías, numerosos judíos residentes en los países de la región ( Moab, Ammon y Edom) regresaron a su tierra y fueron bien recibidos por el gobernador, quien procuró desarrollar la economía devastada por la guerra.No obstante, el davídida, Ismael, hijo de Netanias, asesinó a Godolías poco tiempo después (según Jeremías a instancias del rey Baalis de Amón, aunque el Segundo Libro de los Reyes no lo menciona), lo que provocó la huida de gran parte de estos refugiados hacia Egipto
La cronología del asedio final aparece en la tabla siguiente. Todas las fechas están tomadas del libro de Andrew E. Steinmann De Abraham a Pablo: Una Cronología Bíblica.20
Fuente | Fecha | Acontecimientos |
---|---|---|
2 Reyes 25:1; Eze 24:1–2 | 10 Tevet = 27 enero 589 BC | Principio del asedio. |
Jer 34: 8–10 | 1 Tishri = 29 septiembre 588 | Liberación de esclavos hebreos al comienzo del año sabático. |
Jer 34:11–22; 37:5–16 | Entre Tishri 588 y Nisán 587 = octubre 588 a abril 587 | Los babilónicos detienen temporalmente el asedio debido a la aproximación del ejército egipcio. Los esclavos regresan. Jeremías es arrestado cuando viajaba a Anathoth. |
Jer 34:22; Eze 30:20–21 | 7 Nisán = 29 abril 587 | Los egipcios son derrotados. Recomienza el asedio. |
2 Rey 25:2–4; Jer 39:2, 52:7; Eze 33:21, 40:1 | 9 Tamuz = 29 julio 587 | Se abre una brecha en la muralla. Sedecías es capturado. |
2 Rey 25:8 | 7 Av = 25 agosto 587 | Nebuzaradan llega a Jerusalén (cf. Jonas 3:3) de Riblah en Hamath y empieza a consultar con los comandantes en el campo con respecto a la expoliacion de la ciudad. |
2 Rey 25:9–19; 2 Cro 36:18–19; Jer 52:12–25 | 10 Ab = 28 agosto 587 | Nebuzaradan dirige sus fuerzas en Jerusalén para saquear, destruir, y quemar la ciudad y su templo. |
Ha habido algún debate académico respecto de la datación absoluta del segundo asedio de Jerusalén. El consenso es que Jerusalén cayó en el mes veraniego de Tamuz (Jeremías 52:6) del décimo primer año de Sedecías, por lo cual William F. Albright dató el evento en 587 a.C., mientras que Edwin R. Thiele lo fijó en 586 a.C. La estimación de Thiele se basaba en su respuesta a un debate más amplio acerca de cómo computar los años de reinado de Sedecías (y de otros reyes judíos) considerando al 597/596 a.C,, el año siguiente al de su entronzación como el primero y a 587/586 a.C, su undécimo año, aquel de la caída de Jerusalén. Dado que los años de reinado se contaban desde Tishréi en otoño, esto colocaría el fin de su reinado y la captura de Jerusalén en el verano de 586 a.C.
La Crónica de Nabucodonosor (BM 21946), publicada en 1956, indica que este soberano babilónico capturó Jerusalén por primera vez el 2 de Adar (16 de marzo) de 597 a.C, en su séptimo año. La identificación del decimoctavo año de Nabucodonosor para el fin del asedio coloca el acontecimiento en el verano de 587 a.C.
La Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania, corporación que dirige a los Testigos de Jehová, asegura que la destrucción de Jerusalén tuvo lugar en 607 a.C, fecha que consideran clave para su interpretación de la Biblia. Ningún estudio académico avala esta teoría, basada en la cronologia vigente a comienzos del siglo XX.
El sello de la rosa
Gracias a unas excavaciones -llevadas a cabo en el Jerusalem Walls-City of David National Park– se han encontrado no pocas piezas de incuestionable valor arqueológico. Las mismas tienen una antigüedad superior a los 2600 años, por lo que casan a la perfección con el periodo en que la ciudad fue tomada por el otrora poderoso imperio próximo oriental.
Entre las piezas halladas (las cuales se encontraban sepultadas en la zona este del Parque Nacional), los arqueólogos han encontrado cerámicas, huesos, semillas de uvas o restos de pescado. Según el testimonio de las autoridades de la excavación: «Estos hallazgos describen a la perfección la prosperidad de Jerusalén, y son una prueba fascinante de la caída de la misma en manos babilonias».
Varias de las jarras de cerámica desenterradas durante el transcurso de las labores arquológicas cuentan con una rosa grabada en sus asas. Como han indicado los directores de esta excavación -Ortal Chalaf y Joe Uziel- el uso del sello data exactamente de la época en la que el templo fue destruido a manos del todopoderoso invasor. Estos grabados en forma de flor habrían sido empleados por la administración del Reino de Judea con el objetivo de controlar las mismas.
Entre los llamativos hallazgos también destaca una exquisita estatuilla facturada en marfil. Esta pieza, que representa a una mujer que luce un cabello al «estilo egipcio», es una clara muestra del grandísimo nivel artístico de la ciudad en el momento en que fue ocupada y saqueada.
Al mismo tiempo, esta excavación ha demostrado -según los directores- que Jerusalén en ese momento ya se había expandido más allá de los límites que marcaban sus muros al este. Esto les hace pensar que, probablemente, también hubiese ocurrido lo mismo al oeste de la ciudad.
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